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Cavilaciones de un pesimista

Sábado, 11 de mayo 2019, 05:00

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La mayoría de los españoles está de política hasta la coronilla. Hemos pasado en pocos años del silencio durante “la oprobiosa”, la prohibición de partidos, ... y la inseguridad jurídica, a la plétora de formaciones políticas, la desbocada libertad de expresión, y el excesivo garantismo jurídico, que ampara a delincuentes y malandras. De ahí el enorme desprestigio de los políticos y el desdén ciudadano por la cosa pública. Estamos hasta el gorro, el moño, las turmas, el occipucio – elijan ustedes -, de concejalitos, alcaldetes, parlamentarios sin discurso y gobernantes mediocres, con sus excepciones. Mayormente por estas fechas, que padecemos la segunda campaña electoral seguida. Lo dice mejor que uno el prestigioso ensayista Vila-Matas : “Los políticos tienen una importancia desmesurada para la vulgaridad de su mundo. Ocupan las pantallas a todas horas con declaraciones banales, que luego sesudos comentaristas analizan con ridícula profundidad”. Cierto, ocupan frívolamente las pantallas, las ondas, los periódicos de papel y digitales, con la única competencia de futbolistas y personajillos de la categoría, por no decir la calaña, de Matamoros o la Esteban.

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