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Estimado señor Sánchez: Permítame en primer lugar que no le trate de “presidente”, pues es un puesto que usted mismo se ha encargado de demostrarnos que le queda grande, muy grande. Me quedo con el título, mucho más adecuado al submundo en el que vive, de “autoestopista galáctico” que ayer mismo le puso Jiménez Losantos, otro facha como yo...

Dicho esto, señor Sánchez, afirmo, sin acritud, que usted es un imbécil, y no se sienta ofendido: no es un insulto. Me estoy tomando la libertad de diagnosticarle, aunque sé que su soberbia y su egolatría le impedirán buscar el tratamiento adecuado que le salve a usted de las fauces de la demencia y, sobre todo, que salve a los ciudadanos de su falta de gestión, de sus suicidas huidas hacia adelante y de su ceguera, todo un catastrófico ensayo (gracias Saramago).

No sé si somos víctimas camino de un Auschwitz ibérico con Tele5 retransmitiendo en directo, o simples cobayas del laboratorio Frankenstein que usted dirige con mano tonta. O muerta. Dígamelo.

Llevamos, señor Sánchez, relativamente poco tiempo soportando sus bandazos, los muertos que usted e Iglesias mataron y sus boutades de chulo de bolera. Gracias a sus amigos terroristas, nazis y dictadorzuelos de ultraizquierda, diseñó un Consejo de Ministros que da vergüenza ajena. Esto es de coña, señor. De coña.

Y de regalo, lo de Ceuta, lo de su colega de correrías en la bolera, Mohamed VI... Y la penúltima de su catálogo: saca de su chistera el plan España 2050, qué risa.

Qué más da, pan, circo y cabarets mediáticos, pues todo el mundo sabe que ahora mismo y en un futuro inmediato (mañana es mañana) no tenemos problemas, ni desempleo, ni acoso e invasión a la unidad nacional, ni desbarajuste épico con las vacunas, ni derrumbe constitucional, institucional y democrático... Usted a lo suyo, que a fin de cuentas ser imbécil es una eximente.

En cuatro días usted nos ha llevado a la hoguera. Lo llaman psicópata, pero yo me quedo en un simple imbécil, que ya es bastante para un país que es hoy el hazmerreír del mundo civilizado. Usted y Zapatero han conseguido que España sea un barrio de chabolas de Caracas. Enhorabuena, genios.

Por último, señor, le transmito mi horror al escuchar cómo decenas de personas le gritaban el otro día en Ceuta “hijo de puta”. No daba crédito. En una verdadera democracia no puede haber lugar para estos odios y desvaríos, y usted no sólo lo ha conseguido sino que es su plan: el enfrentamiento civil como escenario y juego políticos.

Nunca suyo. JC.

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