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No tengo demasiada fe en las encuestas electorales y, sin embargo, suelen marcar tendencia. Pues bien, ¿cuáles son estas tendencias y por qué?
Tras el doble fracaso con los Presupuestos y con los separatistas catalanes (la crisis del “relator”), Sánchez no tuvo otro remedio que convocar elecciones. Entonces, entusiasmados por el éxito andaluz, los tres partidos del centro derecha se lanzaron a la manifestación del 10 de febrero en la Plaza de Colón (Madrid) que se resolvió con baja asistencia, torpe escenificación y un pésimo manifiesto.
El entusiasmo de Casado y Rivera chocaba con la realidad: ambos están en una trampa de Tucídides: cuando un poder decae y otro asciende están condenados al enfrentamiento. El centro derecha no escapa a esta lógica.
Quizá dando las elecciones por ganadas y pensando que la única competición era en el centro derecha, Casado y Rivera emitieron un discurso muy beligerante, alejado del centro. Rivera distanciándose de Sánchez y de cualquier acuerdo con él. El dilema entre crecer en el centro o atender la presión de Vox por la derecha lo resolvieron intentando taponar a Vox elevando los decibelios de su discurso.
Mientras, las estructuras de Podemos saltaban en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y en Valencia y Galicia se deshacían sus “convergencias”. Podemos quedaba convertido en taifas y tomaba decisiones pueriles como presentarse como “Unidas Podemos” o confiar en que el “retorno” de Iglesias de su baja paternal produjera algún impacto (tal vez como si volviera de alguna cruzada)
Sánchez y sus asesores detectaron que la inanidad y crisis interna de Podemos dejaba una amplia franja de abstención en la izquierda movilizable con un discurso que convirtiera en adversario de referencia a un “gobierno de derechas” como en Andalucía.
El PSOE retiene casi todos sus votantes de 2016 y recoge votos de Podemos y de la abstención (compuesta por antiguos votantes socialistas). Se puede estimar que está en 6.5-6,7 millones, con tendencia al alza. Recoge 700.000 votos de la abstención en 2016 y otros tantos de Podemos.
✓ Podemos sufre enormes pérdidas hacia el PSOE y la abstención o indecisión (casi dos millones de votos). En el clima de riesgo de un “gobierno de derechas” que se ha generado en los círculos sociales de izquierda lo probable es que más indecisos o abstencionistas de Podemos acaben deslizándose hacia el PSOE en las próximas semanas hasta las elecciones.
✓ El PP retiene la lealtad de sólo algo más de la mitad de sus votantes de 2016. El resto se dispersa entre Vox y Ciudadanos.
✓ Ciudadanos retiene sus votantes de 2016 y recoge 800.000 procedentes del PP. Su problema es de expectativas: a finales de 2017 las encuestas parecían dibujarlo como el partido mayoritario pero fue algo coyuntural.
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