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Lástima que no podamos guardar todo el calor de estos días para el invierno. El verano se ha subido a una ola constante de temperaturas extremas que no nos dan un respiro, ni siquiera de madrugada. Solo en los pueblos, las casas guardan algo el fresco para dormir tranquilos. Es una pena que España desperdicie tanta energía solar, ahora que parece que nos faltará el gas para salvar el invierno.
Pero como con tantas otras cosas, aquí nadie ha pensado en poner en marcha una verdadera política de Estado a largo plazo, que nos haga menos dependientes del resto. Hace años Zapatero se sacó de la chistera un plan para potenciar las energías renovables que tumbó Rajoy en cuanto llegó al gobierno.
El bandazo llevó a la ruina a miles de pequeños inversores y todavía hoy lo estamos pagando en la factura de la luz. Somos el país con más horas de sol de Europa y sin embargo compramos energía como si no tuviéramos ninguna.
Hace unos días mi compañía de gas me envió un correo electrónico con los precios que me quieren imponer en la renovación del contrato, que me toca el mes que viene. La propuesta consiste en multiplicar por cuatro lo que estoy pagando. Cuando llamé para quejarme la amable operadora me dijo que la culpa era de la guerra en Ucrania. Imagino que será el argumentario que les están dando, porque cuando le dije que el coste de la vida en España había subido un 10%, no un 400% como ellos me proponían, me cambió de tema y me ofreció un descuento.
Así estamos en este verano del 22 del que muchos esperábamos más calma tras la pandemia. Recuerdo el pasado mes de agosto cuando le escribía en este espacio hablando del virus, de la vacuna recién puesta, de los toques de queda y de las restricciones de las Comunidades por las que había pasado.
Después de aquello vino el volcán de La Palma y la invasión de Putin en Ucrania. Así que como para arriesgarse a vaticinar hoy nada. Sí parece meridianamente claro que el invierno que viene, otra vez, será duro. La crisis que ya tenemos encima puede acabar en recesión. La cesta de la compra está por las nubes, las hipotecas más caras, los combustibles disparados y los sueldos atenuados. La única duda es saber cuánto va a durar, porque con quitarse la corbata o bajar unos grados la calefacción no va a ser suficiente.
Y lo peor es que esto nos llega con unas elecciones municipales y autonómicas en el horizonte, que complicarán cualquier posibilidad de consenso entre las administraciones y con un gobierno tocado en los sondeos, que quiere llegar al final de la legislatura como sea. Así que me temo que la gestión de esta crisis va a ser parecida a la de la pandemia. De hecho ya lo está siendo, cuando solo se ha hablado de subir el termostato o de quitarse la corbata.
De momento, disfrutemos del verano como podamos. Con nuestros viajes, nuestras fiestas y el merecido descanso después de otro año complejo. Ya vendrán el otoño y el invierno y ahí sí que será necesario apretarse el nudo de la corbata y también el cinturón.
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