Así ha cambiado la amenaza terrorista en la última década: de Estado Islámico a la autorradicalización en Internet
Un informe de OIET repasa cómo ha evolucionado la actividad desde los atentados de París en 2015 y los desafíos para afrontarla
E. P.
Madrid
Domingo, 13 de julio 2025, 11:40
En la última década, la amenaza terrorista en Europa ha experimentado una transformación significativa. Si en sus inicios estuvo marcada por atentados organizados por Estado Islámico, hoy el principal riesgo proviene de individuos radicalizados de forma autónoma, generalmente a través de internet y redes sociales.
Así lo concluye el informe 'Evaluación e impacto del terrorismo yihadista en la seguridad europea durante la última década (2014-2024)', publicado por el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET) y elaborado por su director, Carlos Igualada. Sus análisis coinciden en gran medida con las valoraciones recogidas por el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) en su 'Informe de Seguridad Nacional 2024'.
De grandes atentados a ataques simples
Tras los atentados coordinados por Estado Islámico en París (2015) y Bruselas (2016), se produjo un giro hacia tácticas de baja complejidad, protagonizadas por actores solitarios. «El terrorismo islamista pasó de requerir estructuras organizativas complejas a depender cada vez más de la iniciativa individual, alentada por una ideología accesible en línea», explica Igualada.
La pérdida de capacidades del núcleo de Estado Islámico tras la caída de su autoproclamado califato en 2019, junto con las mejoras en las políticas de contraterrorismo, motivaron este cambio. Los atentados comenzaron a ejecutarse con vehículos o armas blancas, como ocurrió en Niza (2016) y Berlín (2016), sin apenas planificación o logística.
Desde los atentados de Barcelona y Cambrils en 2017, que causaron 16 muertos, no se ha producido en Europa ningún ataque yihadista con más de cinco víctimas mortales, subraya el informe del OIET.
El reto de detectar radicalizaciones exprés
Esta nueva forma de terrorismo ha planteado grandes desafíos a las autoridades europeas. «El problema principal es la detección temprana de individuos radicalizados que pueden pasar inadvertidos hasta que actúan», advierte Igualada. La velocidad con la que se radicalizan —impulsada por el consumo masivo de contenidos digitales— dificulta su identificación.
Además, se ha ampliado el perfil de los potenciales atacantes: desde menores hasta personas jubiladas, cualquiera puede quedar atrapado en las redes del extremismo yihadista. El acceso a materiales de propaganda, tutoriales y manuales de ataque se ha facilitado enormemente gracias al ciberespacio.
Ciberpropaganda como arma principal
El DSN coincide en señalar el rol clave del entorno digital, que no solo permite difundir mensajes e instrucciones, sino que actúa como herramienta fundamental de captación y propaganda. Tanto Al Qaeda como Estado Islámico han demostrado una notable capacidad de adaptación, logrando mantener su influencia global a pesar de haber perdido territorio, gracias a sus filiales y estructuras descentralizadas.
Un ejemplo de esta amenaza emergente es Estado Islámico Jorasán (ISKP), activo principalmente en Afganistán. Esta filial ha logrado cometer atentados fuera de su zona habitual de operaciones, como los ataques en Kermán (Irán) y Moscú en 2024. Según Igualada, su potencial la convierte en una amenaza para Europa «igual o incluso mayor» que la del grupo matriz.
Prioridades para combatir el terrorismo actual
Carlos Igualada identifica varios frentes clave para reforzar la lucha antiterrorista en Europa:
- Detección de actores solitarios: es fundamental detectar a tiempo a personas que se autoradicalizan en entornos digitales y que pueden pasar a la acción sin ayuda externa.
- Prevención en jóvenes: el experto insiste en la importancia de implementar programas de prevención entre menores, uno de los colectivos más vulnerables a la radicalización online.
- Atención al entorno penitenciario: las cárceles representan espacios propicios para el adoctrinamiento extremista. La reincorporación de radicales a la sociedad tras cumplir condena plantea un riesgo añadido si no se actúa con eficacia.
- Control de retornados: es crucial monitorear a los combatientes extranjeros que regresan a sus países de origen tras luchar con Estado Islámico. Muchos de ellos poseen formación militar, experiencia en combate y una radicalización extrema, lo que los convierte en agentes de radicalización con gran capacidad de influencia.
En resumen, la amenaza yihadista en Europa ya no responde a grandes estructuras, sino a individuos invisibles que operan en solitario, impulsados por ideologías extremistas difundidas en internet. Esto obliga a replantear las estrategias de seguridad y a reforzar la vigilancia en todos los niveles de la sociedad.