Marta Ortega celebra los 50 años de Zara con un emotivo discurso y un look de «lujo silencioso»

Este martes 15 de julio, Marta Ortega ha presidido la Junta General de Accionistas de Inditex en la sede central de la compañía en Arteixo (A Coruña), en una jornada marcada por la conmemoración del 50º aniversario de la apertura de la primera tienda de Zara. En un discurso cargado de emoción, la presidenta de la multinacional reivindicó el legado de su padre, Amancio Ortega, y puso en valor el camino recorrido por el grupo desde sus humildes inicios hasta convertirse en un referente mundial de la moda.

«Han pasado ya 50 años desde que Zara abrió por primera vez sus puertas. La palabra 'moda' puede sonar a algo pasajero, por eso es aún más emocionante mirar atrás y ver no solo permanencia, sino crecimiento», expresó Ortega, al recordar cómo nació «una gran idea» en A Coruña en los años 70: «una forma distinta de hacer las cosas, centrada en el cliente, el diseño, la calidad y la cercanía».

La presidenta subrayó que aquella primera tienda fue «el inicio de algo enorme, con alma, que sigue viva». Más allá de vender ropa, explicó, el objetivo siempre fue entender a las personas. «Eso no ha cambiado en cinco décadas de trabajo incansable, sueños compartidos, aprendizaje y, sobre todo, personas», añadió.

Mirando al futuro, Marta Ortega reafirmó el compromiso de la compañía con un crecimiento responsable: «Queremos seguir creciendo, pero no solo en tamaño, sino en relevancia, responsabilidad y aportación de valores». Enfatizó también que «la verdadera magia de Inditex» reside en sus trabajadores: «personas con talento, pero sobre todo con ganas e ilusión».

«El futuro está en nuestras manos», concluyó, llamando a mantener la unidad y el espíritu que siempre ha guiado a la compañía: «Si lo hacemos, siempre encontraremos el camino correcto. Nuestro camino».

Más allá de sus palabras, Marta también acaparó titulares por el estilismo elegido para la ocasión. Fiel a su estética de elegancia natural, lució un vestido amarillo mantequilla que encarna el concepto de «lujo silencioso». De corte midi, manga larga y silueta recta, el diseño se ajustaba a la cintura con un cinturón fino en tono vainilla y destacaba por su sobriedad sofisticada. Completó el look con mules satinados de tacón en color marrón chocolate y el cabello recogido en una pulida coleta, demostrando que la sencillez sigue siendo su sello más potente.