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ristina Toledo, junto a su cuadro “Painted on” ALMEIDA
“Siento una conexión personal con las imágenes de otras épocas”

“Siento una conexión personal con las imágenes de otras épocas”

Más de 2.000 personas se han acercado ya al DA2 a conocer la exposición de Cristina Toledo, ganadora del XXII Certamen Jóvenes Pintores de la Fundación Gaceta

Jueves, 28 de febrero 2019, 18:41

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Cristina Toledo (Las Palmas de Gran Canaria,1986) expone en el DA2 “Una historia victoriana”, donde reina una atmósfera de duelo. La muestra se puede ver hasta el 13 de enero y es el colofón como ganadora del XXII Certamen Jóvenes Pintores de la Fundación GACETA. Más de 2.000 personas se han acercado ya a conocer las obras de la artista canaria afincada en Madrid.

–”Una historia victoriana” es una muestra que no se agota en una única visita y a la que el espectador puede volver

–Mi idea es que el espectador entre con una mente muy abierta, al no saber de antemano qué se va a encontrar. Quien pasea por la sala se puede imaginar que allí hay un relato, que existe un evento que une todas las imágenes. Son imágenes que capturan la época victoriana y la relación de los victorianos con la muerte, la ocultación del cuerpo y el luto. El visitante tiene que enfrentarse a la exposición con la mente dispuesta a buscar su propia historia victoriana.

–Se percibe una atmósfera inquietante, algo que también sucedía con la serie en la que estaba integrado “Painted on”, el óleo con el que ganó el XXII Certamen Jóvenes Pintores de la Fundación GACETA.

–En “Una historia victoriana” hay una atmósfera opresiva. Siempre busco que la imagen de la que parto tenga ese punto inquietante. Son imágenes bellas, que a mí me dan juego para desarrollarlas pictóricamente, aunque el espectador ve que hay algo que no cuadra del todo.

Para su trabajo parte de fotografías previas.

Busco imágenes en internet o en revistas y prensa de época. También he trabajado en alguna ocasión con el álbum familiar.

Todas las imágenes de “Una historia victoriana” proceden de internet, de diferentes archivos del siglo XIX.

¿Cómo es su proceso de trabajo habitualmente?

–Comienzo por una imagen que me encuentro por casualidad. Incluso muchas veces alguien comparte una imagen conmigo pensando en que me puede interesar porque las imágenes con las que trabajo suelen tener en común esa parte siniestra e inquietante. Parto de una imagen que encuentro yo o que alguien me sugiere. Y a través del motor de búsqueda de imágenes de Google o de diferentes páginas web voy buscando imágenes asociadas, que para mí tengan que ver con la imagen inicial formalmente, por la época, o la temática. Y voy haciendo familias de fotografías.

A “Una historia victoriana”, que reúne una veintena de obras incluyendo “Painted on”, le ha dedicado un año de trabajo.

–Necesito tiempo para darles el nivel de acabado que me gusta a mí. Normalmente trabajo cuadro por cuadro, aunque en alguna ocasión puedo trabajar en más de un cuadro a la vez. En este caso había empezado a trabajar alguna de las imágenes de la serie antes del premio. Hubo una que fue el punto de partida de la serie, aunque no está en la exposición porque se vendió. Aunque como ya tenía una buena colección de imágenes victorianas, quise que la exposición fuera sobre ellas. Planifiqué tamaños adecuados a la sala. Vi primero el espacio y luego decidí soportes y qué iba a ir en cada uno, de antemano.

–¿Este proyecto supone una evolución artística?

–Si, tanto a nivel pictórico como por ser capaz de enfrentarme a un proyecto de estas dimensiones. Y las imágenes de “Una historia victoriana” tienen relación con las de “Sacrifice”, que abordaban las “torturas” y los esfuerzos de las mujeres para acercarse a los cánones de belleza, en que tratan sobre el cuerpo de la mujer y los mecanismos de control de la sociedad sobre el cuerpo de la mujer.

–En la exposición del DA2 también hay algún varón, niños y hasta un bodegón.

–Me parecía que las flores del “Bouquet” tenían un aire fúnebre —aunque las flores son símbolo de vida—, y me parecía que encajaban con toda la serie, con esa mezcla de la belleza y la melancolía.

–El espectador establece relaciones diferentes con la fotografía y con la pintura.

–Si vas a ver una exposición de fotografía artística, igual le dedicas tanto tiempo de contemplación como a una pintura. Pero a las imágenes digitales o de internet no les dedicamos atención, sino que enseguida nos olvidamos de ellas. Dedicamos un tiempo a contemplar la pintura pero no al bombardeo de imágenes que nos golpea continuamente.

–El Premio Jóvenes Pintores de la Fundación GACETA, según ha dicho, supone un paso adelante en su carrera y tiene relevancia.

–Desde luego ha sido un paso importante, un empujón en mi carrera. Los premios se agradecen. Y el de la Fundación GACETA tiene una dotación económica que te permite seguir trabajando y realizar una exposición, que es un impulso para abordar un proyecto nuevo. Además, me ha dado la oportunidad de exponer en un centro como el DA2.

–¿Qué siente al exponer en el DA2?

–Estoy contentísima. Trabajar con Tate Díez, su coordinadora, ha sido muy cómodo. Y tener a tu disposición los medios de un museo de este tamaño ha sido una ayuda muy grande. Siempre es un respaldo que una institución, con el nivel de visitas que tiene el DA2, exponga tu obra.

–¿El dinero del premio lo destina a seguir pintando y a pagar facturas?

–Sí. Pintar cuesta dinero y muchas veces perdemos dinero con nuestros proyectos. El importe del premio es para comprar material, pagar el estudio, el alquiler...

–¿Pinta desde pequeña?

–Sí. He pintado siempre, nunca he parado. Mi padre, aunque era ingeniero, pintaba y me estimuló mucho —aprendí con él a pintar al óleo— y mi madre tenía una tienda de bellas artes. Es algo que siempre he tenido muy cercano en mi casa... Cuando terminé Bellas Artes, me quedó como un vacío porque durante la carrera se hacen muchas cosas, y al acabar piensas por dónde vas a encaminar tu obra. Decidí volver a pintar y volver a la figuración, que era lo que me gustaba antes de entrar en la facultad. Y empecé con las fotografías de época y las imágenes de archivo. Tengo una conexión personal con las imágenes de otras épocas y la fotografía en blanco y negro: siempre me han gustado. Me parece que la fotografía es muy adecuada para llevarla a la pintura porque rescatas imágenes de otros momentos que, si no, se pierden.

–Además del DA2, va a exponer en Castellón.

–Del 15 al 18 de noviembre voy a participar en MARTE, la Feria de Arte Contemporáneo de Castellón, donde ocuparé un stand. Y en febrero tengo una exposición individual en Madrid y llevaré alguna obra de “Una historia victoriana”.

–¿Cuándo dio el salto a Madrid?

–En 2004 para estudiar Bellas Artes en la Complutense y me quedé. Veo muy complicado vivir en Canarias y dedicarme a pintar. Dentro del arte, la pintura es una carrera de fondo. No es una cuestión de tener éxito de golpe, sino de mantenerse trabajando.

–También da clases.

–Me gusta la docencia. Por las tardes doy clases a niños y tengo las mañanas libres para pintar.

–Su estudio en Madrid está en Carabanchel, junto a otros artistas como Hugo Alonso.

–Es muy agradable. Hay varios estudios juntos —son locales amplios con alquileres asequibles—. Nos damos apoyo unos a otros y podemos gestionar eventos comunes como en mayo, que hacemos ArtBanchel y ofrecemos una actividad a quienes quieran visitarnos. Y eso nos ha permitido tejer muchas redes entre nosotros y conocernos

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