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El gallo de la raza brahama es uno de los más llamativos de las naves de aviar porque es enorme, una condición que le confiere no solo su especie, más grande de lo normal, sino su llamativo plumaje que es «pura fantasía», como reconoce Sergio Martín, miembro de la Asociación Helmántica Avicultura Artística que desde 1996 acude a la feria para mostrar decenas de especies. Es lo más parecido a una drag queen que puede haber dentro de la enorme variedad de gallos de la nave por su vistoso plumaje, aunque para Martín la mejor es la raza autóctona vasca, la euskal olioa marraduna. «Es la de toda la vida», subraya, para paladear cada palabra cuando explica que la carne de sus gallos es sabrosa y blanda, «aunque sean adultos».
En cuanto a las gallinas, aunque no destacan tanto por su carne, sí explica que sus huevos son muy apreciados. Así lo aclara en una carpa repleta de público, aunque hace solo media hora que han abierto las instalaciones. Este año la carpa de aviar estrena espacio, detrás del ovino. «Estamos más cerca de la entrada, pero nos pongan donde nos pongan siempre somos uno de los puntos con más público. Siempre triunfamos como la Coca-Cola», bromea el responsable de la asociación.
Gracias a ella los visitantes de Salamaq pueden apreciar las características de hasta 34 razas de aves, 20 de palomas, además de canarios, periquitos, codornices y faisanes, entre otros. Martín confiesa que no tiene un tipo de ave preferida, «cada raza es diferente e intentamos traer siempre variedad». Entre las que destaca se encuentran los patos denominados corredor indio, una raza orgullosa que camina erguida.
Las palomas sedosa de Japón también son una raza muy llamativa. «El público se para mucho con ellas por su plumaje y porque, como curiosidad, es la única de su especie que tiene cinco dedos, frente a los cuatro del resto», instruye Martín.
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