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A Lorena Martín no se le puede reprochar absolutamente nada. Puede que no haya tenido la mejor marca en sus primeros Juegos Olímpicos, pero ya el hecho de que haya podido estar representando a España y a Salamanca en la ciudad de la luz dice y no poco de ella. Después de un reguero de lesiones, durante el que ha mostrado por activa y por pasiva su resiliencia, la atleta salmantina le ha plantado cara al reto de afrontar los 800 metros femeninos rodeada de rivales nada fáciles, sumándose a esto, además, el aliciente de que su clasificación para las semifinales estaba en ganar la carrera o en estar entre los tres mejores tiempos de todas las series. Sin duda, una meta realmente difícil de alcanzar.
Lorena Martín, que ha finalizado séptima en la repesca con una marca de 2:03.04 en el Estadio de Francia, se despedirá de París en breves y de su sueño olímpico, pero lo hará orgullosa y después de haber mostrado la humildad que la reviste. Prueba de ello es que, este viernes, se acordó de sus allegados y vecinos de su pueblo: de Peñaranda de Bracamonte.
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Pese a comenzar la carrera por la calle 1, Lorena Martín ha finalizado la prueba con la peor marca, pero, pese a ello, nunca se olvidará de la experiencia que ha tenido la oportunidad de vivir. «Evidentemente no estoy contenta con cómo me ha ido el campeonato. No podía ni abrir los brazos. Quería hacerme una idea de esto para que no se me olvidara nada y quedara en mi cabeza para siempre», ha asegurado la atleta salmantina al culminar su participación en la repesca y, por ende, en estos Juegos Olímpicos. «Para mí, estar aquí era el premio a toda una carrera deportiva», ha sentenciado la peñarandina.
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