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Unionistas jugará la próxima temporada (por quinto curso seguido) en Primera Federación. El conjunto blanquinegro puso de este modo punto final a una temporada que se le hizo bola en su tramo final, y en el que llegó a verle la cara al descenso muy cerca. Sin embargo, ese fantasma que estuvo presente hasta el último suspiro en el estadio Johan Cruyff de Barcelona, tras caer con el filial azulgrana (2-1), se esfumó gracias al resto de resultados de la jornada, especialmente las derrotas de Real Unión y Sestao.
El sufrimiento presentido fue cierto, aunque hubo un oasis de 20 minutos gracias a un formidable tanto de cabeza de Gorka Santamaría en la última acción del primer tiempo. El remate del delantero vasco fue inapelable, como la incorporación al ataque de Pau Martínez para dar su enésima asistencia de la temporada. Ambos se fundieron en un abrazo infinito que hizo saltar las lágrimas a los protagonistas, a los 200 seguidores desplazados a la ciudad condal y a todos los aficionados que siguieron el choque como buenamente pudieron.
Cuando el panzer de Bilbao acto de presencia en el impecable segundo terreno de juego azulgrana, Unionistas había respirado de alivio un par de veces. Primer tras un testarazo a bocajarro de Pedro Soma, en un primer córner del encuentro muy mal defendido por el conjunto blanquinegro. Y, posteriormente, tras pillar a la poblada defensa blanquinegra el filial culé en una contra de tres atacantes para dos defensas, en el que la pericia y las tablas de Baz evitaron males mayores al obligar a Virigili a abrirse en exceso hacia el costado izquierdo.
Estos dos sustos no fueron los únicos con los que tuvo que tragar Unionistas en busca de la salvación. Ya que, alcanzada la media hora de partido, con dos resultados viniendo ya a echar una mano al equipo de Acciari, Cortés irrumpió desde el centro de la zaga azulgrana con toda su potencia física a cuestas para plantarse en la frontal del área a base de recortes y regates, sacándose de la chistera un derechazo que se marchó lamiendo el palo izquierdo de la portería defendida por Iván Martínez.
Justo antes del gol de Unionistas, que tan solo llegó una vez más a la meta de Astralaga en todo el encuentro (el remate desde la frontal que no hizo ni cosquillas al portero culé fue de Iván Moreno), tan centrando en defender, Virgili volvió a hacer resoplar de alivio a todo el unionismo con un lanzamiento de falta milimétrico que buscó sin disimulo la escuadra de Iván Martínez.
El tanto lo cambió todo. Tanto, que dio paso en el inicio del segundo tiempo al mejor Unionistas desde la llegada de Acciari. De ese equipo cerrado y timorato se pasó a un conjunto blanquinegro ambicioso y voraz que le jugó de tú a tú al filial azulgrana. Y al que pudo haber liquidado mucho antes si Astralaga no hubiera estado acertadísimo para sacarle el zurdazo a Vergés con una actuación felina. O un derechazo cruzado a renglón seguido a Chuca.
Sin que esas dos acciones acabaran por rematar el choque, el filial del Barcelona volvió a recuperar el dominio del balón y se rebeló a su destino de acabar en Segunda Federación, primero con centros laterales sin mucho peligro y, finalmente, con un impresionante lanzamiento de falta de Godoy que devolvió el nerviosismo a la parroquia de Unionistas a falta de 23 minutos para el final del encuentro.
Pudo Unionistas haber logrado la salvación antes de la hora y sin tantos nervios si Iván Moreno acierta una contra de libro, que echó fuera con Astralaga fuera de posición, y Percán no marca a bocajarro en la recta final del encuentro.
Pese al sufrimiento final nadie acabó echando ese gol en falta: Unionistas se salvó y jugar la próxima temporada nuevamente en Primera Federación.
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