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«No sé por qué se tomó mal la celebración», dice apenado Gustavo Carmona, autor del tanto que este domingo le dio al Salamanca UDS la victoria en Torrelavega frente as la Gimnástica. Una foto suya, tomada por Ramón Vicente, en la que se ve cómo se lleva la mano a la oreja en medio del festejo del tanto ha levantado una tremenda polvareda en redes sociales, especialmente en 'X', de donde se dio de baja el lateral derecho mexicano hace ya un tiempo: «Es mejor no saber».
Sus explicaciones en torno al gesto son las siguientes: «De verdad que me gustó escuchar la celebración de la gente y me llevé la mano a la oreja porque quería oírla, vengo de estar un tiempo parado y dar la victoria al equipo es algo que siempre gusta. No lo hice con mala intención. Estoy defendiendo el escudo del Salamanca y entre otras cosas, defiendo a la gente».
«Sé que soy un jugador al que se le pita más que aplaude, pero en el partido anterior se me aplaudió por unas jugadas que hice y lo agradezco. Soy de los que le gusta hablar en el campo y lo volveré a hacer con mi trabajo y esfuerzo. No sé si es porque hay gente que recuerda el problema que hubo la temporada anterior en Palencia, pero yo no, no entiendo por qué se ha armado el revuelo», se pregunta Gustavo.
¿No era prescindible el gesto?: «Es verdad que sabemos que cada gesto que hagamos tiene repercusión, insisto en que hablar dentro del campo es lo que tenemos que hacer los futbolistas, que es ahí donde nos ganamos a la gente y es lo que voy a seguir haciendo. Soy capitán y muero por el escudo, yo jamás me he metido con nadie, los que me conocen saben que soy muy tranquilo».
¿Pudo ayudar a generar este ruido el gesto de mandar callar a la grada de Galván hace tan solo cuatro jornadas, tras caer goleado el equipo ante el Bergantiños? «Puede ser. Martín y yo estamos en una situación difícil en la que se nos toma mal casi todo lo que hacemos; y de verdad que no es a mala fe. De hecho, fíjate si la celebración no tuvo ningún significado malo que nos acercamos a saludar a la grada y se nos trató con cariño…», concluye.
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