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Kristian Álvarez, en la Gran Vía.

El durísimo confinamiento de Kristian: sin poder ir a México para despedir a su madre tras su muerte

El central azteca no duda en desdecir a su compatriota Izazola: “En Salamanca nadie se ha portado mal conmigo por ser mexicano”

Domingo, 26 de julio 2020, 17:06

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Kristian Álvarez sigue en Salamanca, que no abandonó tras el parón de la competición, y afirma encontrarse “encantado” en la ciudad junto a su familia. Lejos de sentir cualquier problema de racismo, su peor momento llegó con los insultos por la calle después de su codazo a Álvaro Romero, por el que fue castigado seis partidos. Cree que la llegada de Egea y los fichajes son un acierto y que va a ser “una temporada especial” para que el Salamanca UDS dé un paso adelante.

–Con toda la situación del coronavirus decidió quedarse en Salamanca y aquí sigue con su familia.

–Tomamos la decisión familiar de quedarnos con lo que nos tocó vivir. Por estabilidad y porque estamos tranquilos y contentos en Salamanca. Lo importante después de todo es que estamos bien de salud.

–¿Fue duro pasar el confinamiento tan lejos de casa?

–Créeme que fue muy duro para mí. Desgraciadamente mi mamá falleció en México y hasta el día de hoy no me tocó vivirlo. ¿Qué te puedo decir? Son lecciones de la vida y la importancia de no poder hacer algo más. Pero también agradezco que me tocó vivir esta etapa para darme fuerza, por mis hijas y mi esposa. Han sido meses que no pudimos salir y la distancia fue algo muy fuerte. Una de las razones de agarrar el reto de quedarme en el Salamanca es porque en uno de mis encuentros con mi mamá le dije que quería venir aquí a triunfar.

–¿Qué les parece Salamanca?

–Es una ciudad que nos cayó bien, en la que he podido disfrutar más a mis hijas. He vivido más el tema del la educación, la convivencia, salir a los parques con tranquilidad sea mañana, tarde o noche... Ellas se sienten felices y plenas. Eso es lo único que a veces uno busca: la estabilidad familiar y en Salamanca la hemos encontrado. Ha sido un punto muy importante para poder estar yo bien y demostrar a lo que vinimos.

–En los últimos días ha habido polémica porque Izazola ha dicho que había racismo con los mexicanos en Salamanca.

–Lo hablaba con mi amigo: en mi caso ni puede decir que se hayan portado mal. Todos los días convivo con españoles: padres, maestros, compañeros, la gente... y no he tenido ningún problema. Si acaso cuando el incidente con el Unionistas. En la calle dos o tres veces me insultaron yendo con mi familia. En ese momento te dan ganas de ir a golpearlos, pero hay que pensar en la familia. Estoy muy tranquilo y muy feliz por mi situación y el recibimiento que me dieron en Salamanca. Creo que me he ganado un poco el cariño de la gente porque siempre he intentado hacer las cosas bien. No soy quién para juzgar a nadie, pero en Salamanca no me ha tocado vivir ninguna situación de racismo.

–¿Esa ha sido su experiencia más desagradable?

–Claro, me insultaron y me faltaron al respeto. A lo mejor si voy solo lo agarro, porque molesta. Lo que pasó con Romero no fue algo intencional, es parte de un juego en el que pueden pasar mil accidentes. Me tocó vivirlo, pero sabía de dónde venía y la rivalidad que hay en la ciudad. A los días hablé con él y le dije que no era el momento de hablar así, aunque entendía su enojo. Después iba al mercado, veía a gente de los dos equipos y entre ellos se decían cosas, es parte del fútbol.

–¿Ha sido fácil la decisión de continuar una temporada más?

–Me quedé con la espinita de que todo terminara así. Estábamos en un momento duro, ni tan cerca de abajo, pero también podíamos repuntar y no se sabe qué podía haber pasado. En lo personal creo que hice las cosas bien. El momento más duró llegó con los seis partidos sin poder jugar por la impotencia. Hicimos las cosas lo mejor posible para que todo funcionara, pero en todos los equipos hay momentos buenos y malos. Al decirme de seguir, yo estaba contento, porque tenía ese reto familiar, aunque sigo con la idea de que estar aquí no es fácil. Aquí no vengo por dinero, no se gana lo que uno ganaba en México, pero es un reto. Vine triunfar y sé que si hago las cosas bien lo conseguiré, sea en el Salamanca o como un impulso para triunfar en Europa. Las dos partes estábamos contentas. Tenía el compromiso con el club y el reto con la familia. Si fuera fácil venir tan lejos muchos estarían aquí.

–¿El fútbol español es muy distinto al mexicano?

–Seas bueno, malo o regular... es fútbol. Necesitas del grupo. Los que brillan son los que tienen más calidad, pero aún así necesitan al resto. Tuve opciones de regresar a México, pero me hubiese quedado con la espinita de no lograr lo que quería. La liga va a cambiar y te da la chispa de que algo va a cambiar. Va a subir el nivel y en el Salamanca si haces las cosas bien te ven en todos lados. Es una gran oportunidad.

–¿Qué le falta al Salamanca para dar un paso adelante?

–Todos quisiéramos ascender de un día para otro. ¿Crees que no me gustaría estar ahora mismo jugando el playoff? No nos alcanzó, pero la meta es tener estabilidad y estar al menos en la Segunda B Pro, y si pudiéramos ascender a Segunda sería lo mejor. Ahora es el momento de dar ese paso. Tenemos un entrenador con nombre y se están haciendo buenas contrataciones. Eso te hace pensar que va a ser una temporada especial.

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