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Lance de pesca a mosca con sedal pesado.
Elucubraciones de un pescador de mosca seca

Elucubraciones de un pescador de mosca seca

El valor de un pez solamente se aprecia con el paso del tiempo y el análisis del trabajo invertido en capturarlo

Lunes, 21 de junio 2021, 12:57

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SON muchos los momentos en que el pescador posicionado en “modo seca” los pasa mirando como desciende el agua a la espera de una eclosión que pueda provocar el momento mágico de una ceba, un picoteo, muchas veces desapercibido, que rompiendo la película superficial del agua atrapa a un diminuto velero de cualquier género de mosca efímera que está siendo transportada por la corriente del agua.

Estos momentos sirven para elucubrar sobre qué hacemos metidos en el agua empeñados en practicar de la forma más pura posible un método que se da de bruces con las tendencias modernas donde lo más fácil es posicionarse en “modo perdigón” y darle leña al mono, escudriñando cada rincón y corriente de agua, emulando a los excelsos competidores de un campeonato cualquiera.

Tengo que reconocer que alguna vez he sucumbido al “modo perdigón” impulsado por la angustiosa necesidad de tocar escama. Siempre que lo hice logré el objetivo, pero nunca conseguí lo que busco con la pesca. Por ello continúo enfrentándome “a perdigón” con aquellos que mancillan la pureza de un “loop” imposible, una doble tracción, un curvo, una serpentina, o un lance Spey con una mano, buscando más que la cantidad de peces, la emoción de incitar a uno para que tome de forma precisa y delicada una diminuta mosca artificial que hemos posado sutilmente en la superficie del agua. Para alguien que pesca a mosca, el verdadero valor que le otorga a un pez, lo suele alcanzar con el inexorable paso del tiempo, cuando el pez escasea y analiza despacio el trabajo invertido en capturarlo. Como primicia, deberá tener en cuenta, que nunca se deberán escatimar esfuerzos a la hora de innovar y sobre todo no cansarse nunca de aprender, si bien es verdad que algunos no lo alcanzarán nunca, ni siquiera analizando estas premisas de forma sosegada.

En cuanto a la pureza del método, ocurre otro tanto, las tendencias modernas en lo que a pesca a mosca se refiere, anteponen la cantidad a la calidad, la rapidez e inmediatez a la pausa o sosiego, la distracción a la observación, siendo ya muchos los pescadores cuya experiencia única sobre la pesca a mosca, es el uso de un perdigón, negándose a reconocer que la pesca a mosca es otra cosa, y que aporta unos valores sin los cuales el círculo nunca podrá cerrase.

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