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Martes, 24 de mayo 2022, 18:28
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El río Tormes a su paso por Salamanca, acogió el cuarto campeonato del mundo de pesca a mosca. Corría el 24 de mayo del año 84, cuando el entonces alcalde de Salamanca, Jesús Málaga Guerrero, recibía en el Ayuntamiento de Salamanca a las diferentes delegaciones de los países participantes, Francia, Alemania, Polonia, Luxemburgo, Inglaterra, Bélgica y España.
En 1981, la federación mundial instauró este campeonato, siendo la encargada de su organización, la Federación Internacional de Pesca Deportiva con Mosca (FIPS Mouche) dependiente de la “Confédération Internationale de la Pêche Sportive” (CIPS) fundada en Roma en 1952. El escenario seleccionado para la celebración del campeonato abarcó todo el tramo truchero actual, desde el pie de la presa de Santa Teresa hasta el coto de Alba de Tormes y marcó un antes y un después en la forma de concebir la pesca de truchas para los pescadores salmantinos. Los escasos practicantes salmantinos que utilizaban la técnica empleada por los participantes en ese campeonato del mundo, se multiplicó exponencialmente una vez celebrado y aunque el tramo ofrece multitud de posibilidades y diferentes técnicas de pesca, hoy día es la más utilizada por los pescadores.
De todas las técnicas existentes, la pesca con mosca seca, quizás sea el sistema más valorado por el pescador de trucha, siendo el tramo del Tormes a su paso por Salamanca, uno de los mejores del mundo para su práctica, no en vano su fama le precede por lo que muchos pescadores lo denominan “La Patagonia Charra”, por las posibilidades reales que ofrece de capturar truchas Fario de gran tamaño en la superficie del agua con una diminuta mosca.
No siendo ajena al potencial que ofrece fue elegido para la celebración del IV Campeonato del Mundo de Pesca con Mosca, en el que el inglés Tony Pawson se llevó el oro y por equipos Italia, de lo que dejó constancia en la Gaceta de Salamanca su corresponsal, por aquel entonces Pablo Checa, que en paz descanse, con estas palabras: “El Tormes, precioso para pescarlo, ofrecía un bello espectáculo cuando los pescadores metidos en los medios del cauce, trallaban de un lugar para otro sus líneas a la busca y captura de esa trucha querenciosa que podía dar tanta y tanta resonancia al pescador que lograse atraparla con una diminuta mosca como señuelo”.
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