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Trucha capturada en el coto de Galisancho.
El motivo por el que las truchas comen todas las moscas menos la del anzuelo

El motivo por el que las truchas comen todas las moscas menos la del anzuelo

Análisis de la desesperación del pescador cuando el pez come todas las moscas que bajan por el río menos la suya, que es artificial

Domingo, 13 de septiembre 2020, 17:19

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La desesperación del pescador entra cuando las truchas no muestran absolutamente ningún tipo de interés por la artificial o artificiales que se le presentan y en cambio observa como engullen absolutamente todas las moscas que derivan por la superficie del agua. La conclusión por su obviedad sería pensar, que algo se está haciendo mal, rematadamente mal, la cuestión es recapitular y analizar pausadamente la situación y ver dónde está el error. Partiremos siempre de la premisa de que, a Dios gracia, la pesca no es una ciencia matemática, donde algunas veces dos más dos no siempre son cuatro.

Existen multitud de factores que pueden dar como resultado que la trucha no teme un señuelo, de forma amplia, podremos tomar como punto de partida dos de ellos, la presentación de la artificial y el patrón utilizado.

Una mala presentación tendrá como resultado el rechazo inmediato, o como en el caso expuesto, que ni siquiera lleguen a interesarse por la mosca presentada.

Los factores que influyen en la presentación están relacionados directamente con el lanzado, el sitio, los posados y los bajos de línea.

El punto desde donde efectuamos el lanzado respecto a la posición del pez, nos obligará a efectuar lances aguas arriba, aguas abajo o laterales, debiendo cambiar la poción si la trucha rechaza o no se interesa por las moscas presentadas, acotando la distancia de posado de más a menos respecto al punto donde pensamos que la trucha está ubicada. Respecto al bajo deberemos controlar el largo y el grosor del monofilamento, utilizando uno que tenga poco calibre cuando las truchas estén muy receptivas al peligro.

El uso de un patrón de mosca que no corresponda en cuanto a tamaño, tonalidad y forma, respecto al que eclosiona en la zona, está abocado al fracaso.

Por último, tener en cuenta que las truchas aprenden, llegando a controlar las artificiales que reiteradamente les presentamos, obligándonos a utilizar otras estrategias.

A pesar de estas apreciaciones, nos seguirán sucediendo situaciones similares; cada día, cada río, cada zona, serán un escenario nuevo, donde la trucha pondrá a prueba la infinita paciencia del pescador, llegando en momentos puntuales a desesperarlos, es la magia de la pesca en la superficie del agua y lo que llega a enganchar de tal manera que no pueden dejar de practicarla.

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