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Jaime García
Salamanca
Lunes, 22 de enero 2024, 17:55
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El fútbol es un deporte universal que reúne a grupos de personas con el objetivo de pasar un buen rato y realizar una actividad física. Adrián Dan, Julián Esteban Acosta, ambos del Jai Alai y, Abdoul Gafour Bause del Hergar, son tres jóvenes que viven como cualquier otra persona de su edad: van al colegio, estudian por las tardes y se preparan para ir a entrenar cada semana, sin embargo, cuando llega el fin de semana, a diferencia del resto de sus compañeros, no podían disputar partidos oficiales en el fútbol base. Los jóvenes no eran parte del equipo los días de partido. «Para los niños es un camino muy largo, ven que sus compañeros pueden jugar y hacer lo que más les gusta, y ellos al final no entienden el por qué», cuenta Carlos Ramos, coordinador del Jai Alai. Mientras ellos observaban desde la grada, sus compañeros de equipo jugaban, y todo por culpa del dichoso papeleo. Es decir, personas de entre 9 y 11 años se pierden gran parte de la temporada debido a la tramitación de sus fichas.
Todo ello, se debe a una normativa elaborada por la FIFA, en un despacho a miles de kilómetros, para tratar de evitar las políticas de contratación de talentos internacionales a edades demasiado tempranas por parte de grandes clubes. «Es la norma vigente, no se puede hacer otra cosa. Todos los años hay niños que no dejan de ser niños porque no hablamos de jugadores profesionales, hablamos de niños que no pueden jugar», expresa Fernando Díaz, coordinador del Hergar. La FIFA, hace más de una década, decidió limitar al extremo los traspasos de menores entre clubes a nivel internacional para evitar que los grandes colosos se hiciesen con niños que apenas pasaban de la década de existencia bajo la premisa de que, por un lado, se desarraigaban de su lugar de origen, donde estaban sus amigos y familias y, por otro lado, para evitar que se convirtiesen en el modo de sustento de estas últimas. Pero, ¿es lo mismo un club de enormes dimensiones que cuenta con un presupuesto desorbitado que un club local salmantino? Para el máximo organismo del fútbol, sí. «En el caso de Adrián Dan, es un niño que ha nacido en España, sus padres decidieron pedir la nacionalidad de Rumanía debido a los orígenes de sus progenitores y aun así te exigen una gran cantidad de papeles, y no solo es la cantidad, también el tiempo. Nosotros inscribimos a Adrián en junio y, hasta la última jornada del año (16 de diciembre) no ha podido debutar en Liga», admite triste por la situación el coordinador del Jai Alai. Como Adrián, Abdoul o Julián Esteban también fueros inscritos hace meses y no han podido decir: «He jugado mi primer partido», porque no dejan de ser niños. Ahora, esta entrada al año les ha brindado el mejor regalo, poder jugar con sus compañeros. «Los niños lo que quieren es jugar como los demás, no vamos a sacar aquí ningún Messi o Cristiano Ronaldo, porque este tipo de normas se hicieron para los clubes grandes», reitera Ramos. «Al final te emocionas, el otro día después del partido se acercaron los padres de Julián (en su primer partido) y el niño, que es muy tímido, le ves esbozar la mayor sonrisa desde que está aquí. Es una felicidad enorme para todos», cuenta Ramos.
«Julián, Adrián y Abdoul no dejan de ser niños que lo que quieren es divertirse, integrarse y disfrutar del deporte», zanja el coordinador del Hergar. Sin embargo, por culpa de una peculiar normativa esa emoción se retrasa demasiado para ellos.
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