Borrar
Una culebra reptando por una de las calles del centro de Salamanca.

Las serpientes venenosas que se pueden ver en Castilla y León con el aumento de las temperaturas

A pesar de estar tan estigmatizadas, estos reptiles suelen ser huidizos, pero conviene saber una serie de precacuciones en caso de encontrarse con un ejemplar

José Fuentes Rajo

Salamanca

Viernes, 13 de junio 2025, 10:22

Con la llegada de la primavera y el inicio del verano, gran parte de la flora y la fauna vive su apogeo: los árboles florecen, la hierba comienza a brotar y los mosquitos se convierten en la 'pesadilla' más tediosa de las noches de calor.

Esta situación también incluye a las serpientes, que a diferencia de muchos insectos, están presenten en todas las épocas del año, sin embargo, como todos los reptiles, son animales ectotermos, es decir, su temperatura no se mantiene estable como la nuestra sino que varía en función de la que haya en el ambiente.

Por esta razón, en épocas frías como el otoño y el invierno, en las que, además, el alimento escasea más, entran en brumación, un proceso parecido a la hibernación de los mamíferos en la que atraviesan un proceso de letargo que les permite sobrevivir con un gasto energético mínimo mientras se refugian en grietas o bajo las rocas.

Con la llegada de la primavera y, especialmente, con el aumento sostenido de las temperaturas, abandonan sus refugios y reanudan su actividad, por eso es más fácil verlas en meses como este, junio, cuando en Salamanca ya se viven temperaturas superiores a los 30 grados.

Sin ir más lejos, hace unas semanas la Policía Local retiró en Villamayor una serpiente de tamaño mediano en una zona residencial, y en más de una ocasión, aunque no de forma habitual, se las ha visto reptando por las calles o zonas ajardinadas de Salamanca.

A pesar del terror que despiertan en muchas personas, la mayoría de estas especies, especialmente en nuestro continente, suelen huir de los humanos y solo atacan si se sienten amenazadas, por eso conviene saber cómo actuar en caso de encontrarse con un ejemplar y conocer si son venenosas o no.

Las víboras más peligrosas de Castilla y León

Según la información proporcionada por la página oficial del Ministerio de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes de España, en relación a los animales venenosos que se pueden encontrar en el territorio nacional se puede concluir que en Castilla y León nos podemos topar con seis especies de serpientes venenosas, cuatro de ellas víboras:

La víbora áspid (vipera aspis) es la más venenosa de España y en nuestra comunidad se puede encontrar al noreste, especialmente en Soria y Burgos. Más esbelta que otras especies, se distingue por su hocico ligeramente curvado hacia arriba, una mancha oscura en la cabeza y un vientre negro. Es huidiza y frecuenta ambientes variados: zonas rocosas, muros, bosques, bordes de ríos y matorrales.

La víbora vipera seoanei es más propia de la Cordillera Cantábrica y Galicia, pero se la puede ver en algunas zonas del noroeste de la comunidad. Vive en áreas de vegetación atlántica, especialmente robledales y coníferas. Es de actividad diurna y muy ligada a zonas con buena cobertura vegetal. Es más pequeña que la anterior y más mansa.

La víbora hocicuda (vipera lastastei), es la más común en el centro y oeste peninsular, incluida Salamanca, una especie que ya fue protagonista en LA GACETA por tener a la provincia como su hábitat natural. Esencialmente diurna, su cuerpo es corto y grueso, con un característico «cuerno» nasal, de ahí su nombre, y su mordedura puede causar dolor local intenso, inflamación y, en casos graves, efectos sistémicos.

La víbora común europea (vipera berus), aunque más propia del norte peninsular, también puede hallarse en sectores del norte de Castilla y León. Alcanza los 87 cm y muestra gran variabilidad cromática. Las hembras tienen la garganta blanca y los machos negra. Vive en vegetación atlántica.

Las víboras prefieren hábitats con abundante cobertura vegetal, muretes de piedra, cunetas de caminos rurales y entornos montañosos secos, pero también pueden encontrarse en cultivos, encinares y áreas de matorral bajo.

Culebras venenosas

Además de víboras, existen en la región culebras con veneno de bajo riesgo para el ser humano, y su hábitat es más amplio que el de las víboras, ya que viven además en ambientes húmedos como marismas, ríos y lagos.

Una de ellas es la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), la serpiente más grande de España, que puede alcanzar más de dos metros de longitud. Aunque no está presente en el norte de la comunidad, sí se encuentra en áreas más secas del sur, como Salamanca. Es diurna, veloz y suele huir ante la presencia humana, aunque si se siente amenazada puede levantar la cabeza y silbar antes de morder. Su veneno puede causar síntomas neurotóxicos (dificultad respiratoria o deglución), aunque normalmente no es letal.

También está presente la culebra de cogulla (Macroprotodon cucullatus), de hábitos nocturnos y crepusculares. Su aspecto es discreto, con una gran mancha negra en forma de collar detrás de la cabeza y bridas negras desde los ojos hasta la boca. Habita en ruinas, leñeras y suelos pedregosos con vegetación rala.

Por otro lado, existen varias especies no venenosas comunes en ríos, campos y áreas rurales, como la culebra viperina (Natrix maura), la culebra de collar (Natrix natrix), o la culebra de escalera (Elaphe scalaris). Algunas de estas especies imitan el comportamiento de las víboras cuando se sienten amenazadas, inflando el cuerpo y silbando, lo que a veces provoca confusión y miedo innecesario entre senderistas y ganaderos.

¿Qué hacer en caso de mordedura?

La mordedura de una víbora suele dejar dos incisiones paralelas separadas por unos 6 mm. En cambio, la de una culebra muestra marcas en forma de semicírculo o varias hileras. Puede existir solo una huella si solo ha clavado un colmillo o varias señales, por mordeduras sucesivas. El dolor suele ser inmediato y puede ir seguido de edema, que a los pocos minutos se vuelve de color morado y viene acompañado de síntomas digestivos o neurológicos, dependiendo de la especie.

Desde la Consejería de Sanidad y el Ministerio de Justicia se insiste en que el suero antiofídico solo debe administrarse en ámbito hospitalario. Su tenencia por particulares o en centros sin capacidad de emergencias está expresamente desaconsejada. Ante una mordedura, es esencial mantener la calma, inmovilizar la extremidad afectada y acudir al hospital más cercano lo antes posible.

En la mayoría de los casos, el pronóstico es favorable, y muchas mordeduras ni siquiera conllevan inyección de veneno, ya que los síntomas se relacionan con la ansiedad en vez de con la mordedura en sí. Sin embargo, siempre deben considerarse urgencias médicas por el riesgo de infección o reacción alérgica.

Cómo evitar el ataque de una serpiente

Este animal indispensable para nuestros ecosistemas, suele optar por escapar ante una amenaza, por lo que lo más recomendable es no agredirla ni intentar matarla. Es probable que, al encontrarla, estemos invadiendo su entorno natural, así que lo más respetuoso con la naturaleza es dejarla en paz y no interferir. Además, todas las víboras están protegidas por la legislación en España.

Lo ideal es mantener la distancia, continuar nuestro camino y evitar asustarnos, ya que los gritos o movimientos bruscos podrían hacer que el animal se sienta atacado.

Si llegamos a verla en una zona urbana, lo correcto es contactar con las autoridades competentes para que puedan trasladarla de forma segura a su hábitat, evitando así cualquier riesgo para las personas.

En caso de vivir en zonas rurales o hacer rutas en bosques o grandes extensiones de campo se deben tomar una serie de precauciones para evitar disgustos:

- Usar calzado adecuado, como botas altas, al caminar por zonas donde pueda habitar la víbora.

- Evitar introducir las manos entre piedras o matorrales sin tomar precauciones.

- Supervisar a las mascotas, que pueden ser más vulnerables a las picaduras.

- Si se avista una víbora, no intentar capturarla o molestarla; lo mejor es alejarse con precaución.

La coexistencia con estas especies es posible y necesaria para el equilibrio ecológico. Su papel como controladoras de plagas las convierte en aliadas invisibles del medio rural. Evitar su manipulación y conocer sus hábitos son las mejores herramientas para prevenir incidentes.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Las serpientes venenosas que se pueden ver en Castilla y León con el aumento de las temperaturas

Las serpientes venenosas que se pueden ver en Castilla y León con el aumento de las temperaturas