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Salamanca
Jueves, 5 de septiembre 2024, 06:30
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A partir de este jueves, 5 de septiembre, se cambia la piña que tanto se ha viralizado por las idas y venidas de 19:00 a 20:00 en el Mercadona o el llevar un paquete de lentejas en la mano para simbolizar que se busca un amor duradero por dar un paseo por el pabellón central de la feria ganadera de Salamanca. Y es que, en Salamaq 2024, también existen escenarios idóneos para encontrar pareja, siendo todos ellos muy diversos porque, al igual que muchas personas buscan algo hogareño, otras tantas quieren toparse con un rato de diversión. Y ambas cosas no tienen por qué estar reñidas la una con la otra.
Pero en el pabellón central no se concentra todo el amor que buscamos. Si salimos de él, podemos dirigirnos hacia la zona de maquinaria. No hay huecos libres y se pueden ver tractores. Aquí, el mensaje es el de que buscamos a alguien con potencial económico, aunque moderado porque no hay posibilidad de acercarnos a las cosechadoras.
Y, si queremos más, entramos en la zona de ganadería y nos topamos con la variedad. Aquí, el mensaje que llega es distinto en función de la zona que pisemos. Lo de las lentejas es buena idea porque no hay carrito de 'súper' que chocar. Los hay, pero los utilizan los trabajadores de la feria para transportar, por ejemplo, cajas de un bar a otro. Sí se podrían chocar varas y estaría bien si queremos disimular intenciones porque hay muchas para el ganado y sonaría a recuerdo cuando, en realidad, queremos decir amor o ligoteo.
Si vamos a la nave donde se encuentra el ganado limusín, de color rojizo, y el blonde, o el charolés, de color blanca y en la nave aparte, el mensaje en clave de amor sería que buscamos a alguien deportista, de gimnasio, que cuide mucho su físico y su alimentación. Es un lugar de ganado grande, donde no es nada raro encontrar vacas por encima de los 1.000 kilos, como Mari, o toros que superen los 1.400.
Si en lugar de ir a la carpa del charolés o la nave de limusín y blonde nos decantamos por la nave de razas autóctonas, ahí indicamos que nos va más lo exótico, lo diferente y lo peculiar. Nada de alguien convencional. Y, para que quede bien claro que lo nuestro es una relación singular, paseamos entre la rubia gallega, la bazadais, la pirenaica o la salers con la naturalidad de quien está dando una vuelta por el salón de su casa.
El remate está al final del pasillo, cuando se llega a la nave abierta para la raza morucha. Ahí está claro que buscamos nobleza, pero también vértigo. Fidelidad, pero con emoción. A alguien ahorrador, que se conforma con poco, pero que disfruta al máximo. A alguien longevo, sufrido... y con carácter.
Soltamos las lentejas al entrar en las carpas destinadas a aves porque no tiene ningún sentido. Aquí, entre todo tipo de palomas, periquitos, gallinas... y casi todo lo que se nos ocurra, se ve que no se busca un amor duradero. En este espacio, se busca hallar un amor que vuela pronto. Divertido, mucho, pero hoy está aquí y mañana estará allá.
En la nave del porcino, se lanza el mensaje de que se busca a alguien inteligente y hermanado, además de muy amigo de sus amigos, porque estos animales son felices con el grupo con el que nacen.
Y, de los cerdos, pasamos a las ovejas. Aquí, está claro que se busca la ternura y se encuentra. Se busca esa cara amable a la que es imposible no querer y que, donde va una, va la siguiente. Sin pensárselo porque para qué dar tantas vueltas a las cosas. Y cerquita, mucho, los burros zamoranos leoneses, en la misma línea, pero con la diferencia de que necesitan que los acaricies. Y los caballos, que son otra cosa, es elegir al guapo, con sus riesgos. Ahora queda elegir a qué lugar ir.
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