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Se llama Ismael Gómez, es pastor y ganadero, y vive en la localidad salmantina de Lagunilla desde hace 18 años. Fue entonces cuando Ismael y su mujer, Mónica, dejaron sus trabajos en Madrid y se establecieron en este municipio de unos 500 habitantes, del que se enamoraron un día que hicieron una ruta senderista. Sin saber de campo, dejaron sus trabajos en la capital y se convirtieron en ganaderos a base de informarse, preguntar y de requerir ayuda de otros de la zona. Desde entonces tienen ovejas y el día a día de Ismael es, desde que dieron el paso, campear con ellas.
Ahora Ismael se encuentra con que cada vez es más difícil ir con las ovejas por su camino natural, que son las vías pecuarias. Denuncia que, a pesar de que hace un año que se declaró la trashumancia Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, es complicado ir con las ovejas por ellas porque ha visto cómo cada año se reduce su anchura o están llenas de maleza. Si hace un año se encontraba con zonas intransitables para las ovejas dentro de las vías pecuarias, ahora hay tramos en los que se ve obligado incluso a retirar hasta maleza para que pase el rebaño.
En un vídeo muestra el estado en el que se encuentra el cordel de la Cañada Real Soriana, por el que transita con sus ovejas, que conocen bien el camino. «Fijaos el estado en el que está, la anchura que tiene (...) Fijaos cómo se encuentra. Debería tener el cordel me parece que 37 metros y habrá sitios como de uno o medio, si llega».
El ganadero reivindica que, «ahora que se ha declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, a ver si se van poniendo las pilas y se devuelve a las cañadas el territorio que era de las cañadas porque entre partes que se han cogido de fincas, zonas que están sucias y demás... Si quieren potenciar la trashumancia, va a ser realmente complicado que pueda pasar el ganado por estos sitios». Ismael lo sabe bien por su día a día.
Es la Ley 3/1995 la que establece la protección para las vías pecuaria. Es una red de 125.000 kilómetros de longitud que cubre una superficie de unas 400.000 hectáreas. En Castilla y León, Extremadura y Castilla-La Mancha cada nombre de las vías proviene de clasificación realizada en su momento por La Mesta, que estructuró las vías pecuarias en cañadas, cordeles y veredas en función de su tamaño o importancia: las cañadas, con una anchura máxima de 75 metros; los cordeles, de 3,75; y las veredas, de 20 metros.
En la defensa para la declaración de la trashumancia como patrimonio, el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes defendió, entre otros aspectos, la importancia de las vías pecuarias como corredores naturales y ecológicos.
En Castilla y León están reconocidos unos 22.000 kilómetros, con 8 cañadas reales que atraviesan la comunidad. La Junta mantiene que «a pesar de seguir siendo Castilla y León quien ostente su titularidad, la Ley confiere a la Administración del Estado, a través del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la facultad de intervenir en aquello que les pueda afectar». Mantiene que algunos de los trazados de estas Cañadas Reales están deslindados, amojonados y señalizados (Soriana Occidental); en la Burgalesa, en Burgos, Palencia y Valladolid y refleja que están pendientes Zamora y Salamanca.
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