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La explotación de Omar Muñoz está diseñada para tener producción prácticamente durante todo el año. Tiene dos peculiaridades: una es que es ecológica, y por eso Omar trata a sus árboles con plantas, como por ejemplo ortigas, y elabora biofertilizante con excremento de vacuno; y la otra, que es multicultivo. Ni más ni menos que 17 con la última incorporación, que fueron los espárragos. Y de cada uno de ellos tuvo que aprender con la práctica.
Ahora Omar se dedica a recoger manzanas, en estos momentos la royal y luego llegará la golden. Está contento con la producción, con el calibre que tienen. Y con esos manzanos que ocupan aproximadamente una hectárea de las alrededor de 13 que tiene en Lagunilla. Con la recogida de esta fruta llegará hasta marzo, aproximadamente. En nada empezará con la recogida de castañas, avellanas y uva de mesa y en octubre empezarán a estar en su punto los primeros kiwis, caquis , almendras, nuez y nuez pecan y piñón. Ahora está también en temporada de frambuesas y moras, algo le queda de arándano y, por supuesto, ya dejó muy atrás la de cereza y espárrago. Más cerca queda la de grosella. Realmente enlaza campañas porque nada más acabar de recoger manzanas ya empiezan a llegar espárragos y luego lo demás. De momento las manzanas están caras, a unos 3 euros el kilo, pero sabe que es porque aún hay pocas.
Ahora está en un momento ideal, de recoger realmente el fruto de trabajo e inversión, y reconoce que quiere disfrutarlo, con los mercados ya abiertos para todos sus productos y ya superado el primer bache de ventas de cada año. «Siempre del 15 al 20 de agosto no se vende nada ni tampoco 15 días en Navidad: son los peores momentos para la venta de fruta», dice.
También parece haber dado con la clave para superar las dos grandes dificultades que encuentra en una explotación como la suya: una es la falta de mano de obra y la otra, la meteorología. Conociendo bien la dificultad para encontrar trabajadores, este año ha contactado con una ONG, y a través de ella ha cerrado los contratos de trabajo para esta campaña. En cuanto al tiempo, el efecto negativo de fuertes lluvias y temperaturas extremas lo controla en cierta forma, en concreto con tratamientos con minerales ricos en silicio para bajar la temperatura de la plantación y también con mallas y estructuras antigranizo y agua. Esto último llegó después de un curso intensivo de agricultura ecológica y tras conocer explotaciones de manzanos del Pirineo catalán. Ahora, y aunque la estructura señala que es muy cara -postes, anclajes, cables, mallas...- está satisfecho: «Aseguras que una granizada de 30 minutos no estropee el trabajo de un año».
De cuando empezó a ahora no nota mayor demanda de productos ecológicos y cree que es por la caída del consumo, por una subida de precios que no se acompaña con la de salarios. No hay nada de arrepentimiento de esa decisión que tomó en un viaje para aprender inglés: la de volver al campo y convertir la explotación de su padre en ecológica.
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