Donde hay más lobos que linces
La Junta de Castilla y León plantea volver a la caza de los primeros y estudia fórmulas para atraer a los segundos hacia Salamanca, donde faltan conejos
El Gobierno de España, a través del secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, ha asegurado que «en España hay menos lobos que linces» y con esa afirmación defendió que se protegiera a los primeros, igual que se ha hecho con los segundos. La afirmación del Gobierno central no es compartida por comunidades como Castilla y León que, a través del director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, ha respondido que se trata de una comparación «sin ningún tipo de sentido». «La diferencia entre lince y lobo está en las 6.000 reses muertas al año y los 4 millones en daños», ha dicho Arranz en alusión al lobo.
Según el censo del lince dado a conocer por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en España hay 2.401 individuos. En cuanto al lobo y a la espera de que el Gobierno facilite los datos, una de las referencias es la dada por la Fundación Artemisan, que había cifrado en septiembre de 2023 en unos 2.800 ejemplares de lobos los existentes en España. En el caso de Castilla y León, el último censo presentado en noviembre de 2024 apuntaba a 193 manadas y a entre 965 y 1.737 ejemplares sólo en esta comunidad.
Castilla y León en relación al lobo y al lince se plantea dos situaciones muy diferentes. En cuanto al lobo, está a la espera del Gobierno central y estudia recuperar cupos de caza por los cuantiosos daños ganaderos y el aumento de población, que constata en su último censo. La semana pasada Bruselas dio el último paso para la rebaja de la protección y ahora el siguiente, fijado por la Ley de Desperdicio Alimentario que impulsó el PP, es la convocatoria, por parte del Gobierno de España, de la Conferencia Sectorial en la que llevará el informe sexenal que determinará el estado de conservación del lobo. Las comunidades autónomas loberas, como Castilla y León, denuncian que hace seis años declaró «desfavorable» su estado de conservación, «sin contar con las comunidades«, recordó Arranz, y ahora mantienen que el Gobierno está obligado a plantearlo.
A partir de ese momento y, si el estado de conservación del lobo se considera favorable, Castilla y León se adaptará a la flexibilidad que les conceda la directiva y no descarta que la especie pase a ser cinegética tanto al Norte como al Sur del Duero. Esto sería ir más allá de los controles de población que se realizaban con anterioridad a la inclusión del lobo en el Listado de Especies Protegidas, en el caso de ataques reiterados al ganado en una zona concreta.
Ahora ya no existe diferenciación entre el Norte y el Sur del Duero y la Junta se plantea seguir, por una parte, asumiendo el pago de daños de lobo al ganado, y, por otra, contar con la ayuda de cazadores para llevar a cabo controles. Esta posibilidad que ahora se plantea requiere una articulación legal. La opción más posible es la de establecer cupos de lobo -como los que antes sólo se fijaban en La Culebra- en aquellas zonas con un elevado número de daños al ganado y con claro riesgo para la ganadería extensiva, como es el caso de Ávila. La intención es empezar en julio con los cambios y estudia ahora la posible modificación de Ley de Caza de Castilla y León. Hasta entonces sigue el abono de daños a ganaderos, y la Junta teme que, como represalia a la rebaja de la protección del lobo, el Gobierno no le ingrese los 10 millones que estaban previstos.
En cuanto al lince, la situación es muy diferente y en una provincia como Salamanca, la batalla de la Junta de Castilla y León está precisamente en recuperarlo. Existe sobrepoblación de conejos en zonas de esta misma provincia, como las próximas a las autovías y donde se registran importantes daños agrarios, y hay otras en las que el censo está en mínimos, lo que impide la entrada del lince.
Esta situación hace que, por una parte, la Junta se encuentre con plagas de conejos en entornos agrarios y problemas para controlarlos y, por otra, que en zonas como Arribes y Sierra, que ve ideales para la reintroducción del lince, la escasez de conejos lo haga imposible. Ha intentado introducir conejos pero no esté siendo capaz de recuperarlos allí donde los ve necesarios. En el caso de las zonas con plaga, la Junta, en cambio, está en contacto con la Administración del Estado al encontrarse los conejos en zonas de seguridad y, para controlar daños agrícolas, recurre a flexibilizar en lo posible autorizaciones de controles.
Lo de que hay menos lobos que linces no se cumple al menos en Salamanca y eso que el lobo tampoco está muy asentado en esta provincia, pese a los daños que produce. En Castilla y León, y según el censo que presentó la Junta el pasado noviembre (2022-2023) en la comunidad hay un 8% mas de manadas en los últimos 10 años, con 193 registradas. Entre todas las provincias de la comunidad, donde menos manadas hay es en la de Salamanca, con tres, las mismas que hace 10 años, y a pesar de que es la que más ganado vacuno tiene de toda España. No creció tampoco el número de manadas en Soria, que sigue con 4, y, en cambio, sí experimentaron un fuerte aumento en León, Ávila y Valladolid. A pesar de este número de manadas censadas, el 2024 se cerró en Salamanca, según los datos facilitados por la Junta de Castilla y león, con 625 cabezas de ganado muertas por el lobo, de las que 520 fueron de ovino y 45, de vacuno. El 2023 se había cerrado, respectivamente, con 52 ejemplares de vacuno muertas y 91 de ovino (151 cabezas). En 2024 hubo dos zonas especialmente golpeadas por el lobo en Salamanca, la de los municipios de Santa María de Sando, Villaseco de los Reyes y Encina de San Silvestre; y la de Santiz, Palacios del Arzobispo y Zamayón.
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