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Martes, 26 de julio 2022, 20:54
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Se llama Eva Tocino Posado y hace solo 7 años se presentaba como lo que era: arquitecta técnica. Vivió en Salamanca, estudió en Zamora, trabajó en Madrid, Valladolid o Ávila... y un día decidió dar un vuelco a su vida: la construcción estaba en crisis, ella empezó a buscar alternativas y fue entonces cuando optó por dedicarse a la ganadería.
¿Sus padres eran ganaderos? No. ¿Tenían explotación? No. ¿Conocía cómo era la ganadería? Por lo que había visto en su pueblo, San Muñoz, y por lo que conocía a través de amigos ganaderos. Compró unas vacas, arrendó pastos y después se hizo con otra explotación y con las tierras de labor que tenía en renta.
Ahora, 7 años después, tiene unas 50 vacas entre cruzadas y de raza parda de montaña y siembra forrajes ecológicos con los que luego alimenta a su ganado. No solo se dedicó a la ganadería sin conocer prácticamente nada de este mundo sino que además se decantó por adentrarse en un terreno aún muy desconocido en Salamanca como es el ecológico.
“Lo que he intentado es revalorizar esto porque estaba un poco aburrida de que viniera el tratante y te dijera, ‘te pago esto’. Yo siempre he creído en el cuidado del terreno, en la agricultura ecológica, en el pastoreo regenerativo...” Y Eva ha dado incluso un paso más: vender la carne que produce. “Ya que estoy en ecológico me propuse vender directamente, sin intermediarios. Mi idea es ofrecer carne de calidad a un precio asequible para el cliente”, explica.
Su primera experiencia la tuvo en abril cuando mató un ternero “para casa” y, con la ayuda de pruebas con amigos vio lo que se podía ofrecer al cliente y lo que demandaba. Ahora su método es subir la tabla de productos y precios a redes sociales -algo que hará en los próximos días- y si hay suficientes pedidos, matar un animal para, en este caso, hacer el reparto en agosto. El envío a otras provincias es con empresa de transporte y si es a Salamanca capital, reparte ella.
Uno de los problemas que tiene es que no puede publicitar la carne de sus animales como ecológica porque sí hay un matadero certificado en Zamora pero falta sala de despiece próxima. “En un futuro podría hacer una sala despiece, pero para todo hace falta mucha inversión”. “Voy poco a poco: si este año consigo vender así tres terneros, genial”, dice.
Sabe que si no es así tiene asegurada la venta de terneros vivos porque un tratante se ha especializado en la compra de los ecológicos, por los que paga algo más. Para ella está siendo más difícil comercializar que producir porque “es conseguir que el producto final sea lo que quieres”.
¿Por qué hay tan pocos ganaderos en ecológico en Salamanca? Eva tiene claro que es “la pescadilla que se muerde la cola: los ganaderos dicen que no hay mercado para vender y los que venden, que no hay suficiente carne para vender”.
Eva reconoce que no ha sido fácil el camino que ha elegido. “Invertí todos mis ahorros y necesité ayuda de la familia y del banco. Ahora, 7 años después, empieza a ver la luz pero reconoce que hubo un momento en el que no tenía ni para pagar el alquiler y se tuvo que ir a vivir con sus padres.
No ha sido fácil. Ahora es la imagen de “saboreando y disfrutando”, vive en San Muñoz, un pueblo de 200 vecinos censados, y reconoce que no puede ser más feliz.
“Hay colegio, tenemos médico tres días a la semana, tienda, estamos a media hora de la ciudad... si no se queda la gente aquí es porque no le da la gana”, dice. “A mí vivir en un pueblo me apasiona y para mí ir a las vacas el domingo no supone un problema o no poder tener 15 días de vacaciones. Es otro tipo de vida diferente al que tenía, de horarios, de estrés sobre todo. Hay gente que se va a dormir a Salamanca: yo busco la paz y el silencio de aquí para dormir”.
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