¿Están garantizados nuestros alimentos?
A poco que se escarbe un poco en el asunto y vayamos más allá de las apariencias, podremos constatar que el sector agroalimentario de la Unión Europea (UE) es un gigante con pies de barro y que nuestra alimentación está en manos de los chinos. La cosa es como sigue: más o menos el 70 por ciento de los principios activos que se utilizan en la fabricación de los productos fitosanitarios (las medicinas de las plantas, para entendernos) está controlado los chinos. Dicho de otra manera, que cuando queremos elaborar en la UE uno de esos productos, como los herbicidas, insecticidas o plaguicidas, dependemos de lo quieran las autoridades de Pekín. ¿Son de fiar los chinos a estos efectos? Cada uno que se haga su propia respuesta y su composición de lugar, pero la realidad es que la salud de nuestras plantas y de nuestros cultivos dependen de lo que decidan allí. Y este es un arma estratégica de primer orden. No es un problema que afecte solo a la UE, porque los Estados Unidos, por ejemplo, también son dependientes de lo que hagan los chinos.
Llegados a este punto hay que preguntarse si la UE considera a la producción de alimentos como un elemento de carácter estratégico, o no. En Estados Unidos lo tienen muy claro desde hace tiempo. En Rusia, hace ya dos décadas que se pusieron a ello. Pongo un ejemplo: si una empresa española quería invertir allí y hacer un matadero de porcino, estaba obligada a invertir también en granjas de porcino con el fin de aumentar su cabaña y el grado de autoabastecimiento. En la India, donde tienen problema de hambre, son plenamente conscientes de la importancia en la alimentación y al mínimo problema de subida de precios o de bajada de la producción de arroz, suspenden las exportaciones de este producto. Y, volviendo a la otra potencia mundial que citaba antes, China, la realidad es que, con los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), correspondientes al mes de octubre, este país tiene en sus manos más de la mitad de las existencias físicas de trigo (132 millones de toneladas) de todo el mundo y cerca de los dos tercios en el caso de las de maíz. Si nos vamos al textil, en concreto el algodón, China controla 9 de los 23 millones de toneladas en las que se cifran las existencias mundiales. ¿Es, o no, para preocuparse? Mientras tanto, en la UE, y cómo se aproximan las elecciones al Parlamento Europeo, la presidenta de la Comisión Europea ha decidido pisar el freno, de momento, en una parte de la legislación incluida en el Pacto Verde, que había sido rechazada por el sector agrario. Ya veremos lo que pasa después de esas elecciones, que tendrán lugar en junio de 2024.
