El truco para lograr un empanado crujiente que arrasa: sin harina, sin pan rallado y casi sin calorías

En la constante búsqueda de una alimentación más saludable, sin perder el sabor ni la textura que tanto disfrutamos, los expertos en cocina han dado con un truco que está revolucionando una de las técnicas más tradicionales de nuestra gastronomía: el empanado. Decimos adiós al clásico binomio de harina y pan rallado para dar paso a un rebozado igual de crujiente, pero mucho más ligero y nutritivo.

España es tierra de frituras y empanados. Desde las croquetas caseras hasta el filete empanado, estos platos forman parte del recetario popular. Sin embargo, el exceso de calorías y grasas derivado del uso de pan rallado y frituras ha llevado a muchos a buscar alternativas más equilibradas. La respuesta ha llegado desde las cocinas más innovadoras: quinoa inflada, copos de avena y cereales integrales son los nuevos aliados del rebozado perfecto.

El método es simple pero eficaz. En lugar de recurrir a la harina para sellar la carne o el pescado, se utiliza directamente huevo batido como base adherente. A este se le pueden añadir especias, ajo, hierbas frescas o jengibre rallado, potenciando así el sabor sin necesidad de sal o ingredientes artificiales. Luego, en lugar del pan rallado, se reboza con copos de avena triturados, quinoa o incluso semillas, logrando una textura crujiente al hornear o cocinar en freidora de aire.

Además de reducir calorías, esta técnica aporta fibra, proteínas vegetales y grasas saludables, convirtiéndose en una opción ideal tanto para quienes cuidan su dieta como para personas con intolerancias al gluten o que siguen una alimentación basada en plantas.

Una de las recetas que mejor representa esta tendencia es el pollo empanado a la griega. Se prepara marinando las pechugas en una mezcla de yogur griego sin azúcar, ajo, orégano, limón y pimienta. Tras dos horas de reposo, se pasa por huevo batido con jengibre y perejil, y se reboza con avena o quinoa antes de hornear. El resultado es un plato jugoso por dentro y crujiente por fuera, lleno de sabor y con un perfil nutricional mucho más equilibrado.

Este tipo de propuestas no solo están ganando espacio en los hogares, sino también en las cartas de restaurantes que apuestan por una cocina consciente, sabrosa y saludable. La tendencia es clara: cuidarse ya no es sinónimo de renunciar al placer, sino de reinventarlo.

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