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Copas de vino brindando. E.P.
La razón por la que podemos beber vino debido a la extinción de los dinosaurios

La razón por la que podemos beber vino debido a la extinción de los dinosaurios

Un grupo de científicos hallan el fósil de semilla de uva más antiguo de la historia del hemisferio occidental

Lunes, 1 de julio 2024, 18:21

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La extinción de los dinosaurios tiene mucho que ver con que hoy podamos beber vino. Una investigación elaborada por la revista científica Nature Plants asegura que, si un asteroide no hubiese impactado contra la Tierra y acabado con los dinosaurios, no sería posible la existencia de uva.

Un grupo de investigadores ubicados en Colombia, Panamá y Perú han averiguado fósiles de semillas de uva que dotan de entre 60 y 19 millones de años de antigüedad. Una de dichas semillas consta del registro más antiguo hallado hasta la fecha sobre esta especie.

Fabiany Herrera, paleobotánica en el Centro de Investigación Integral Negaunee del Museo Field de Chicago asegura que «El descubrimiento es importante porque demuestra que hasta después de la extinción de los dinosaurios las uvas no comenzaron a extenderse por el mundo«.

La investigadora está convencida de que el meteorito que acabó con la vida de ellos dinosaurios también causó grandes daños en el ecosistema vegetal. Así como los dinosaurios también alteraban los ecosistemas naturales en los que habitaban debido a sus grandes dimensiones. Los animales deambulaban por los bosques, probablemente abriéndolos y derribando gran cantidad de árboles y plantas. Por ello, la poda de grandes árboles provocaba la formación de un sotobosque muy caudaloso que contenía gran cantidad de especies y plantas.

Desde estos sotobosques comenzaron a aforar plantas trepadoras y enredaderas como la vid, que ascendía en busca de luz. Los científicos plantean que «La diversificación de aves y mamíferos en los años posteriores a la extinción masiva también pudo haber ayudado a las uvas al esparcir sus semillas.»

Herrara descubrió el fósil junto a la investigadora Mónica Carvalho, quienes bautizaron al fósil como Lithouva susmanii, «uva de piedra de Susman». Este hallazgo respalda el origen sudamericano del grupo herbáceo sobre el que evolucionó la vid común.

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