El tiempo no pasa en este diminuto y mágico pueblo: casitas de piedra, colinas verdes y joyas inimaginables

¿Te imaginas poder transportarte a la época medieval? ¿Acercarte a antiguas batallas? Vivir un romance furtivo o librarte de una peligrosa enfermedad no es tan imposible como parece. Todavía existen lugares de cuento donde las casas, hechas de piedra y rodeadas de un precioso campo, están intactas desde hace cientos de años.

Europa terminó de forjarse durante el periodo medieval, cuando se conformaron los distintos modos de pensar y actuar. Es por esto que numerosos pueblos construidos durante esta etapa compartan similitudes, pese a sus diferencias. Uno de los puntos en común son las joyas del pasado que alberga cada una de estas pequeñas localidades.

Pese a que es difícil seleccionar un único pueblo de cuento, dado que, en España, contamos con más de un centenar de pueblos medievales impresionantes, la revista 'Viajar' ha destacado Castle Combe, en Inglaterra, como el más bonito del mundo. La localidad, que se ubica en el condado de Wiltshire, en plena campiña, se trata de un pequeño pueblo de aproximadamente 350 habitantes, rodeado de suaves colinas que fácilmente recuerdan a un escenario de cuento de hadas. Durante la primavera, estas se cubren de un bucólico color verde, y en invierno se cubren por completo de nieve, dejando a una auténtica imagen de postal navideña.

Las pequeñas casas de piedra se encuentran a lo largo de la calle principal. Estas funcionan como hospedería, dando continuas muestras de amabilidad y acogida a los vecinos, a lo que agasajan con regalos caseros, como mermeladas. Además, Castle Combe tiene paisajes que ofrecen a los visitantes una experiencia inigualable en un lugar por el que, aparentemente, no pasa el tiempo.

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