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El periodo estival se presenta como una época idónea para hacer escapadas, rutas o conocer nuevos lugares aprovechándose del buen tiempo y los días libres que nos quedan de las vacaciones.
No hace falta coger un avión o irse muy lejos para disfrutar de parajes de ensueño o paisajes de portada, ya que, por suerte, contamos con una comarca llena de pueblos repletos de historia y encanto.
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José Fuentes Rajo
Uno de ellos se encuentra a una hora escasa de la capital salmantina, en la provincia de Ávila, a 1.079 metros de altitud y situado en la comarca del Valle del Tormes. Se trata de Bonilla de la Sierra, una villa medieval que guarda muchos atractivos.
Este hecho ha provocado que el lugar haya sido declarado Conjunto Histórico-Artístico el 4 de mayo de 1983, y no es de extrañar, ya que cuenta, entre otras cosas, con un monumento gótico, la iglesia San Martín de Tours, que deja boquiabiertos a todos los que la visitan de noche; los vestigios de una muralla de entre los siglos XIII y XIV que se asemeja a la de la capital abulense y que forma parte de un castillo que fue lugar de residencia de verano de los obispos de Ávila o del padre de Isabel la Católica.
Además, el pueblo, de apenas 55 kilómetros cuadrados, alberga también una Plaza Mayor repleta de casonas solariegas, un pozo de entre los siglos XII y XIII que se puede visitar, e incluso un altar rupestre de la época entre el final del Neolítico y el Bronce Antiguo/Medio a kilómetro y medio del pueblo, en el que podrían haberse llevado a cabo rituales o rendido culto al sol y la luna.
En definitiva, Bonilla de la Sierra se presenta como un lugar espectacular para hacer un viaje al pasado y disfrutar de sus múltiples atractivos.
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