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«Hemos vuelto a Algemesí con ganas de vivir y con las pilas cargadas gracias a Pedro y a su familia, pues las semanas previas fueron muy duras al quedarnos prácticamente sin casa, sin muebles, sin ropa... tras la trágica DANA que arrasó Valencia», expresa emocionado a LA GACETA Javier Adán, padre de 'El Balila', el niño valenciano de tan solo cuatro años que con sus 'trastos' juega a ser torero en el parque y que el pasado fin de semana fue el protagonista del festival de Alba de Tormes, solidario para recaudar fondos por los damnificados.
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Javier Adán jamás pensó que la imagen de su hijo jugando al toro a la puerta de su casa, en medio de la tragedia, con una plaza improvisada con muebles inservibles por el lodo, mientras su familia y sus vecinos trataban de recomponer lo que no tenía remedio, iba a dar la vuelta al mundo en redes sociales. Tampoco se imaginó que la ilusión del pequeño por el toreo iba a ser un ápice de esperanza en medio de la destrucción. «Con tan solo tres años su madre y yo le compramos un capote. Al año siguiente no perdió la afición y pidió una muleta, banderillas, montera y pitones a Papá Noel. El 29 de octubre, cuando llegó la gota fría lo primero que quería salvar eran sus 'trastos», según Javier, que añade que mientras limpiaban el barro el pequeño estaba en la calle y les pedía con insistencia «jugar al toro»: «Al principio le decíamos que se le iba a ensuciar todo, pero enseguida dejamos que lo sacara para disfrutar junto a otros pequeños. Es increíble la inocencia de un niño».
Uno de sus vecinos quiso inmortalizar el momento y se encargó de tomar fotografías a 'El Balilla' para publicarlas en Facebook. Lo que no se imaginaban era lo que iba a suceder después. «Me empezaron a enviar muchísimos mensajes, entre ellos que un torero quería ponerse en contacto conmigo». Era Pedro Gutiérrez 'El Capea', que como al toreo entero, le encogió el corazón al ver las imágenes del niño. Unas instantáneas que continúan trasmitiendo que en medio del dolor y las calles enfangadas de barro, la tauromaquia apareció para aliviar la desesperación.
Enseguida El Capea consiguió el contacto de Javier y comenzaron a hablar por WhatsApp. «Le envió audios a Javier y le invitó a sentirse torero por un día. Yo le dije que me gustaría que la gente supiese el gesto que había hecho por mi hijo y por nosotros, pero él me contestó que no quería protagonismo, sino que el niño perdiera un poco de vista el lodo y disfrutase de la tauromaquia».
Y así fue. 'El Balilla', su hermana Martina, sus padres y abuelos viajaron desde Algemesí para pasar dos días en Salamanca y vivir al lado de El Capea una inolvidable jornada de toros en el festival de Alba de Tormes. Al día siguiente visitaron 'Espino Rapado', la finca de El Capea. Vivió momentos claves con el diestro tales como vestirse o hacer el paseíllo de su mano. «Aún no puedo ver los vídeos porque me emociono. Me quedo sin palabras con la cara de Pedro cuando lo lleva en brazos y se le caen las lágrimas... O cuando le brinda un toro», expresa Javier.
Sobre las 11:30 horas del domingo, la familia llegó a la finca. «Estoy muy agradecido a la familia de Pedro, así como a José Ignacio Cascón. Son tan cercanos... nos hicieron sentir como en casa. La vida nos ha regalado este momento bonito después de la tragedia que hemos vivido». Lo peor de la experiencia fue la vuelta a Algemesí, pues más de un mes después la familia apenas tiene muebles, las calles continúan manchadas de fango y muchos vehículos destrozados, según Javier: «Aún impacta caminar por las calles».
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