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Una tropa de veinticinco eralas de capa negra azabache deambula unida por uno de los cercados de Valdefresno: Botineras, Ranitas, Zapateras, Aguilillas, Jabalinas... Junto a ellas un utrero, de nombre Cigarrero, con amplia cara, cornidelantero y buena dimensión de pitón. Unas y otro delatan su procedencia. La pinta, las hechuras, los pitones, los nombres... Es la nueva ilusión y la nueva aventura de la casa de José Enrique Fraile de Valdefresno. Es la adquisición de una punta de vacas y un semental que le ha comprado a Félix García Cascón, del hierro de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, encaste Murube, que anunciarán con un nuevo hierro: Hermanas Fraile. Las hermanas son la MVB de la casa, María, Vega y Beatriz, las hijas de José Enrique Fraile y María Zorzo. La familia arranca una nueva aventura que no sustituye sino complementa la base ganadera de Valdefresno. Los toros de origen Lisardo Sánchez y Atanasio Fernández, con los que esta casa mantiene el orgullo de un tesoro genético cada vez menos frecuente en el campo bravo. En manos de su padre y de sus tíos estuvo en los años ochenta cuando todos estaban al frente de Puerto de San Lorenzo; con el inolvidable sheriff de Valdefresno, el padre de José Enrique y Nicolás, cuando Nicolás se independizó de Lorenzo a principios de los 90; y en las suyas propias, cuando Nicolás y José Enrique dividieron sus caminos en 2000. José Enrique sigue fiel a su filosofía del toro bravo. Navega a contracorriente pero con éxito y la fidelidad a un encaste que fue predilecto de las figuras no hace tanto pero que hoy ya no lo es, aunque embistan corridas con la categoría con la que lo hicieron las dos últimas lidiadas en Madrid, por ejemplo. Y no hay quien le aparte de ahí. Llaman ahora encaste minoritario a una de las sangres bravas más características, representativas y propias del Campo Charro hace 30 y 40 años. E incluso antes. Hoy él, su hermano y poco más son los supervivientes que siguen al frente de ese barco.
Su afición, su compromiso con el toreo, su pasión por la cría del toro bravo —del que han hecho una filosofía y una forma de vida que ha sabido transmitirles a sus hijas— le ha llevado a darle una vuelta de tuerca más. No ha querido caer en la moda del toro de encaste Domecq que impera en la cabaña brava y que da el pasaporte directo a los carteles rutilantes y ferias de postín y se ha embarcado en un nuevo reto. Más sangre minoritaria, otra aventura poco corriente. No es más de lo mismo, ni va a convertirse en uno más. Tampoco quiere. De ahí el nuevo reto que en cierto modo es otra parte de la antorcha que le cederá a sus hijas. El compromiso de una familia entera. No es Murube hoy una sangre común, no hay más de una quincena de ganaderías representativas en toda España: en Salamanca hay cuatro que apuestan por esta sangre, Capea, Castillejo de Huebra, El Canario y la propia de Hros de Ángel Sánchez y Sánchez, que hace poco le vendió sementales a los Hijos de Ignacio Pérez Tabernero (antes Hoyo de la Gitana) con los que refrescaron las vacas santacolomeñas y de las que ya han empezado a ver sus nuevos productos con unos resultados excelentes. A esa tendencia de Murube, en pureza en este caso, es a la que se ha apuntado José Enrique Fraile.
«La idea surge con el propósito de hacer algo nuevo y seguir avanzando», dice José Enrique Fraile, para apuntalar sus argumentos: «Son cosas que le vi hacer a mi padre. Quería que las niñas y mi familia vivieran de primera mano esas tradiciones de cómo se hace y se compra una ganadería. Están muy involucradas y también es un aliciente que vean y sean partícipes en todas las decisiones, en los pasos que se dan, comprar un hierro, de dibujar el nuevo, decidir el nombre... lo que yo viví de niño. Igual que en las separaciones familiares, hacerlas partícipes y vean cómo funciona un trato, cómo se compran las vacas, todo eso les sirve de experiencia para el día de mañana. Además de llevar la gestión en el día a día, estas vivencias son muy importantes». En definitiva, una lección de vida. El legado que se va trasmitiendo en el campo bravo de generación en generación, el apasionante hilo de los ganaderos de bravo: «Mi padre, en su día, nos creó una gran ilusión y quisiera que lo vivieran ellas como yo las viví de pequeño». Y así quiere darle continuidad a su filosofía de vida: «Piensas en el futuro, que lo haces en un momento bueno. Esto es algo para no tener prisa, para ir despacio y en un momento en el que la juventud nos permite mirar a largo plazo», sentencia José Enrique Fraile.
¿Y por qué Murube? La pregunta es irremediable: «Es algo distinto y no descarto hacer pruebas con lo mío, pero ahora la idea es llevarlo en pureza. Llevar dos encastes distintos separados. El de Murube me gusta, le veo cosas buenas, es una cosa histórica, que tiene su cabida y merece la pena luchar por ello. El toro forma parte de mi vida y siempre quieres tener nuevos alicientes».
La aventura arranca con una partida de 25 eralas y un semental de tres años que han visto tentar este invierno en 'Miguel Muñoz', la finca de Félix García Cascón, en Monterrubio de la Sierra. Han comprado lo que han visto embestir. Han elegido las vacas, con variedad de familias de pura procedencia murubeña; y también el nuevo semental que se tentó junto a otros tres. ¡Embistieron y bien ¡todos! Cigarrero fue el elegido. Casualidades del destino, ese nombre bien podría ser de una familia propia de Atanasio. Pero no, es Murube puro. «Me he encargado de abrir las familias y traernos la mayor variedad genética; líneas abiertas para poder trabajar mejor. De la camada, Félix eligió los cuatro mejores utreros, por genética y morfología, y los metió en la plaza. Todos eran nombres clásicos de su ganadería y, mira por cuanto, este Cigarrero era una familia de la que nunca sacó nada pero a la que le tenía mucha fe. Salió de categoría y nos decantamos por él. Casualmente ahora tengo un Cigarro cubriendo las vacas mías».
¿Qué le cautivó al ver embestir sus ya nuevas becerras? «Lo que te fijas y a lo que más valor das es lo que tí te falta en casa. He visto un fondo de nobleza, un ritmo, un son deslumbrante. Eso no es que no lo tengamos nosotros, pero sí que aquí nos fijamos más en la bravura, la transmisión, que vayan a más. En lo de Félix nos ha llamado la atención la regularidad en cuanto al comportamiento y fijación de caracteres, nobleza, ritmo, son». Y a partir de ahí, con las virtudes de una y otra ganadería ya en sus manos, José Enrique también mira al futuro: «El día que queramos hacer algo con lo nuestro, que es transmisión, bravura y mucha movilidad, puedes hacer pruebas por ahí, pero siempre llevándolo diferenciado y cada cosa por su sitio».
Con Murube definido como objetivo prioritario, ¿por qué se decantó por los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez? José Enrique Fraile es contundente en su respuesta: «En el campo particular de Murube-Urquijo esta es la ganadería que más fondo de bravura tiene. La que está más en bravo. Y si pienso en mi criterio como ganadero eso es crucial. Tiene más fondo de bravura dentro de esas virtudes. Eso lo valoro mucho. La conocía de siempre y siempre había creído en ella. Ahora, al estudiarlo, al indagar en los libros antiguos, al ver y al investigar nos sirvió para decantarnos más convencidos si cabe».
Tan convencidos están que ahora ya no solo van a navegar con un barco a contracorriente, lo van a hacer con dos. Dos retos, dos objetivos, dos caminos diferentes y dos encastes distintos, en un momento en el que el propio toreo se autocondena en la plaza a un comportamiento casi único del toro bravo que fustiga al aficionado, que ve como se desangran sus alicientes que, sin embargo, alimentan ganaderos románticos como el que nos ocupa: «Si lo hubiera hecho con la frialdad de ir a lo comercial lo hubiéramos hecho de otra manera; pero seguiríamos el camino que lleva la mayoría y seríamos uno más. Esto necesita diversidad y variedad. Ser distinto te marca un terreno que tienes tú y pocos más; y eso permite entrar en otros mercados. Si hubiéramos recurrido a Victoriano, Cuvillo, Garcigrande… puede que hubiera sido más fácil, se barajó. Sabemos de la dificultad y que entramos en un terreno que comercialmente es más difícil, pero vamos a luchar por ello. Esto es una empresa pero a la vez necesita de acciones y de hacer cosas que llenen tu vida, de valores, que compensan muchas veces lo otro. Esto es una ilusión increíble para toda la familia».
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