Nada de nada
Opinión de Javier Lorenzo en el Suplemento Toros de LA GACETA

“Vamos a defender nuestra cultura, vamos a defender la Tauromaquia y vamos a defender la Colombia taurina. La próxima batalla, la ganaremos nosotros”. Lo ha dicho un torero que acaba de romper el cascarón y que ha ilusionado a todos los aficionados.
Marco Pérez arengó a todo el toreo después del cambalache político que le llevó al presidente Gustavo Petro a prohibir la actuación del joven becerrista salmantino la semana pasada en la feria de Manizales amparándose en una protección de los menores cuando lo que hace es utilizar a un niño para darle publicidad a una prohibición taurina en Colombia que camina a marchas forzadas.“No me protegen de nada, lo que están haciendo es utilizarme y romper todos mis sueños y todas mis ilusiones”, replicó Marco.
No es nueva la ofensiva antitaurina al otro lado del charco donde se cierran plazas sin descanso y donde se comenten fechorías como esta que ha puesto a Marco Pérez en la diana, que tiene ahora la feliz noticia de la puerta abierta a la vuelta del toreo en la Santa María de Bogotá. Ojalá, además, le hagan caso al joven salmantino y se pongan manos a la obra para ganar la siguiente batalla, aunque pueden ponerse en lo peor, porque la mentalidad del toreo además de poner la otra mejilla como un buen samaritano, es la dejadez, el pasotismo y la inacción.
Le sucedió hace dos semanas al empresario español Alberto García, que sufrió los mismos ataques ante un silencio generalizado que le obligó a gritar en el desierto: “Me siento solo. No siento más que el respaldo de la afición de Cali. Todo el sector unido debe reaccionar ya”. Y lo cierto es que el sector ni reacciona ni se mueve. Y no lo hace con lo que está sucediendo en Colombia, como no lo hizo en su día en Ecuador ni ahora en México, donde la Monumental de DF está cerrada cuando debería estar celebrando la Temporada Grande. Y esas acciones que llevan al toreo a la nada no los enfría la distancia que da la inmensidad de los océanos.
Da igual que estas tropelías y ataques a la libertad sucedan a miles de kilómetros, porque la reacción es igual a la de hace unos años cuando se cerró para no volverse a abrir la plaza de Vitoria, donde tampoco hay toros. Y más de lo mismo cuando se dejaron de celebrar en La Coruña o más recientemente cuando El Bibio de Gijón se quedó mudo, sin toros ni pasiones.
¿Qué ha hecho el toreo? ¿Qué acciones se han llevado a cabo? Nada, absolutamente nada más allá que una proliferación de comunicados que sacaron las vergüenzas, como las sacó ahora ese que lanzó Anoet (la patronal de los empresarios taurinos) para mostrar un apoyo con la boca pequeña a Alberto García, al que ni apoyan ni protegen. Nadie es capaz de defender el toreo, a cada uno solo le interesa su ombligo y les importa una mierda que la ofensiva anti vaya ganando terreno sin ninguna oposición.