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Derechazo de Marco Pérez al primer novillo de Cuvillo en El Puerto. EMILIO MÉNDEZ
Marco Pérez vuelve a lo grande

Marco Pérez vuelve a lo grande

El novillero salmantino firmó una meritoria y triunfal reaparición tras su percance hace ocho días en Santander cortando dos orejas en su debut en la Plaza Real de El Puerto Santa Maria donde salió a hombros

Domingo, 28 de julio 2024, 23:26

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LA FICHA

  • Segundo festejo de la temporada de verano. Un cuarto de entrada.

  • GANADERÍA Novillos de Núñez del Cuvillo, de juego desigual.

  • TOREROS Manuel Román, oreja y oreja; Gonzalo Capdevila, oreja y dos orejas; y Marco Pérez, oreja con fuerte petición de la segunda y oreja.

Marco Pérez reapareció en triunfo tras su épica y heroica actuación hace una semana en Santander y firmó una actuación de gran seguridad en la Plaza Real, donde sobresalió por su mando y capacidad. Se sobrepuso en el primer novillo, el de su debut en este coso, a un fuerte vendaval, buscó el refugio de las tablas y estuvo inteligente y claro de ideas para buscarle las vuelta a Postinero, el utrero de Cuvillo, que había brindado antes al maestro Emilio Muñoz, que estaba en los tendidos. Estructuró los primeros compases con la mano izquierda con gran disposición, aunque alcanzó después los mejores momentos con la mano diestra, con muletazos relajados y de sabroso encaje. Manejó toda la obra con inteligencia, solvencia y facilidad. Mató de media eficaz y paseó un trofeo después de que el público le pidiera los dos.

Con el sexto, fue otro derroche de autoridad. Un novillo sin entrega, sin recorrido y sin celo ninguno desde que apareció en el ruedo. Tuvo el mérito en la faena de inventárselo todo Marco Pérez, de darle forma a lo que no lo tenía, de buscarle las vueltas a Polvorillo, de no aburrirse y no desesperar, de encontrar toro donde no había más que rácanas y aburridas embestidas. La faena fue creciendo, en lucha constante otra vez contra un levante infernal que no le dejó dominar los engaños con sutileza.

Marcó Pérez terminó pegándose un arrimón tremendo, antes de rematarlo todo con una buena estocada. Y así se sacó de su chistera un triunfo con autoridad, con mérito y con la solvencia de quien no falla las tardes clave. La de la Plaza Real lo era.

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