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Marco Pérez, en el coso de La Glorieta. FOTOS: ALMEIDA
ENTREVISTA

Marco Pérez ya espera a Morante en La Glorieta: «Estoy donde soñé, ahora no puedo decepcionar»

Tras su triunfal alternativa en Nimes llega el sábado a su primera actuación en España para presentarse ante sus paisanos mano a mano con su padrino, pletórico tras la puerta grande de Madrid. Se reúnen todos los alicientes para recuperar la fecha taurina en torno al patrón

Javier Lorenzo

Salamanca

Jueves, 12 de junio 2025, 20:00

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La alternativa le ha devuelto la liberación que le arrebató Madrid y llega a La Glorieta con la moral disparada y la expectación por las nubes. A solo tres días de su presentación como matador de toros ante sus paisanos, en su segunda corrida de toros, mira con admiración la escultura de 'El Viti' en los aledaños del coso, al que entra con firmeza y determinación. Con el desparpajo que le caracteriza. Accede por el patio de cuadrillas y rápido pierde la mirada por unos tendidos vacíos que el sábado espera ver llenos y conquistar. Es el nuevo reto. La rueda del toreo no para. Cada tarde es un toro distinto, un publico diferente y un nuevo objetivo por conseguir. Marco Pérez se vuelve a ver las caras con su padrino de alternativa, con Morante de la Puebla. Mano a mano. Es el torero que todos admiran, incluso los propios toreros más que nadie.

Marco Pérez, matador de toros. Suena bien el nuevo título...

—Parece mentira… Me da un poco de vértigo que vaya todo tan deprisa y saber que ya soy matador de toros. Y que, a partir de ahora, tengo que competir desde ya con esos figurones que tienen una técnica y un sentido del toreo espectacular.

¿Cómo vivió el día del doctorado?

—Traté de disfrutarlo desde que me levanté, recibí muchos mensajes y llamadas, de compañeros, maestros, amigos, familiares. Y eso me llevaré para siempre, como el cariño de todo el público francés que abarrotó el coliseo. Congeniamos en esa faena, la del sexto, muy bien, y me permitió ser muy feliz y disfrutar como soñé.

La explosión en el sexto, tras enterrar la espada en lo alto, fue tremenda, ¿qué significó aquello?

—La tarde se estaba poniendo difícil. El primero se apagó pronto. Las faenas en Francia tienen que ser muy continuas y se vino un poco abajo. La espada hizo guardia... Pasar todo el festejo hasta el sexto viendo como los maestros se arrimaban y apretaban tanto hace que a uno le salga el amor propio. Traté de estar conectado toda la tarde en los quites y salí al sexto con esa presión de estar a la altura. Seguro que tuve mil fallos pero intenté ponerle pasión y emocionar al público.

Llegó en el momento más duro de su carrera en la que todo fue de maravilla, pero Madrid no salió como se esperaba, ¿qué fue lo más duro?

—Si hubiera entrado la espada, hubiera cambiado todo, pero no valen las excusas. Más allá de eso fue una tarde de gran entrega, que a lo largo de la semana me reconocieron muchísimos profesionales, que me llamaron mostrándome su admiración y respeto. Pero lógicamente tengo que aprender de los errores.

¿Esperaba un ambiente tan hostil?

—Hubo gran exigencia, pero no lo noté ni me afectó. Estaba tan metido y lo llevaba tan interiorizado, sabía que iba a ser tan difícil que no me afectó porque traté de meterme en mi mundo, aunque reconozco que a veces sentí impotencia al ver que pegaba muletazos que no llegaba al tendido. Tras esa tarde sí liberé mucha presión. Di un paso grande que me sirvió para crecer y curtirme. Tengo que trabajar la espada, que es lo que más me mermó y corregir muchos fallos.

¿Cómo maneja las expectativas de la afición y cuál es su responsabilidad para mantener ese interés?

—Trato de disfrutarlo. Es algo único, y soy consciente de que estoy en una situación privilegiada. Lo quiero disfrutar. Mi padre me lo repite mucho, debo ser consciente de la oportunidad que me está dando la vida y el toreo y aprovecharla. Eso me genera la presión y necesidad de triunfar a diario. La mejor arma para combatirlo es disfrutar cada día, cada entrenamiento. Estoy logrando buen nivel y eso me hace estar tranquilo porque se que va salir también en la plaza.

Tres momentos de la visita de Marco Pérez a La Glorieta en la previa de su presentación como matador de toros este sábado, 14 de junio, para actuar mano a mano con Morante de la Puebla.
Imagen principal - Tres momentos de la visita de Marco Pérez a La Glorieta en la previa de su presentación como matador de toros este sábado, 14 de junio, para actuar mano a mano con Morante de la Puebla.
Imagen secundaria 1 - Tres momentos de la visita de Marco Pérez a La Glorieta en la previa de su presentación como matador de toros este sábado, 14 de junio, para actuar mano a mano con Morante de la Puebla.
Imagen secundaria 2 - Tres momentos de la visita de Marco Pérez a La Glorieta en la previa de su presentación como matador de toros este sábado, 14 de junio, para actuar mano a mano con Morante de la Puebla.

Fue importante el desplazamiento de numerosos aficionados salmantinos a Nimes, que no era fácil. ¿Siente la ilusión de la gente?

—Claro que siento el aliento de Salamanca. Me ilusiona verlos en las plazas y más en sitios tan lejos como Nimes. Lo más bonito es que muchos nos llamaron después, emocionados con el día, la plaza, diciéndonos que la próxima vez que torease no se lo perdían. Hay que valorar que la gente tiene sus vidas, tiene que organizar vuelos, trenes y hoteles y que todo es para apoyarme, darme calor. Eso es precioso. Estoy muy agradecido. Me da fuerza para no decepcionarles.

¿Eso es lo que más le preocupa?

—Sí, estar a la altura de esa expectación. Empieza otro camino, me enfrento a la realidad del toreo con las grandes figuras, que aprietan mucho cada día. Cumplir esa expectación y redondear los triunfos con la espada, que es mi asignatura pendiente. Por lo demás estoy feliz, estoy donde siempre soñé, aunque soy consciente de que esto no ha hecho más que empezar y tengo que trabajar y sacrificarme mucho seguir creciendo.

Y ahora Salamanca, tras nueve meses de presentarse como novillero, ya como matador de toros, la primera en España, en su plaza…

—No puede haber más alicientes... Y encima con Morante mano a mano tras la histórica puerta grande de Madrid. En septiembre pude entrar en la afición y sentir ese cariño, la pena fue la espada. Se que hay mucho ambiente, además hay compañeros del colegio que nunca han ido a los toros y ya tienen las entradas. Eso es muy bonito. Aunque todo suma presión. Además es un festejo que ojalá sirva para recuperar una fecha emblemática, que puede venir muy bien a toda la ciudad. Además sueño con tener esa foto a hombros entre las esculturas de los maestros El Viti, Capea y Robles. Y ojalá sea al lado del maestro Morante.

¿Qué diferencia encontrará Salamanca del novillero que toreó en la Feria que ya tomó la alternativa?

—Han pasado poco pero este invierno he madurado y cambiado. Pequeños matices que se van corrigiendo, estoy muy lejos de lo que quiero y debo lograr, pero he avanzado en el trazo, la composición, me reconforta saber que saco más rendimiento a los toros. El toro me permite hacer las cosas más despacio y profundo. Sé que tengo que ser fiel a esas ganas y actitud, lo prioritario ahora es entrega máxima cada tarde. En La Glorieta me encantaría cuajar un toro y hacer el toreo que siento y que entre la espada. También mostrar la variedad de quites que preparé para Madrid pero que los novillos no me permitieron hacer. Trataré de rivalizar con el maestro en todo lo que pueda.

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