El primer cartel de relumbrón desvelado de 2026 ofrece al aficionado lo que viene demandando en la última década. Es lo que habían impedido empresas ... fuertes y figuras que caminaban de la mano, poniendo un tapón a la apertura de toreros jóvenes o emergentes a los que cerraron el paso sin un escaparate posible de manera inmisericorde. Hoy Víctor Hernández es un gran desconocido para el mundo y un poco menos para el aficionado. Fue, sin embargo, el torero nuevo que mayor impacto causó en las Ventas el curso pasado. Ahí fue donde incidió con autoridad, con argumentos, con verdad y con gran convencimiento el ganadero Álvaro Núñez en el congreso «La prensa y los toros» celebrado en Madrid hace unas semanas denunciando la falta de compromiso y la ausencia de oportunidades a espadas emergentes sin pensar en el futuro. «¿Quién conocía a Mastantuono hasta que en verano lo fichó el Real Madrid dándole una aplastante proyección mundial a quien solo tiene 18 años? ¿Por qué el toreo y las grandes empresas no lanza nuevos valores así para garantizar el futuro del espectáculo?». Así dejó en evidencia la inmovilidad del sector taurino y su incapacidad para lanzar y proyectar valores. Ahí está el caso de Víctor Hernández... Y ahí está uno de los grandes carteles del año en la primera plaza del mundo, que adelantaron los compañeros de El Toril: Talavante, Roca Rey y Víctor Hernández en la Beneficencia de Madrid. La máxima figura con la agradable sorpresa que más ilusionó. Juntos y a competir y en el escenario más relevante. O lo que siempre fue el toreo y por desgracia dejó de serlo en los últimos años. El carácter de una figura que anuncia en su cartel al torero que rompe el cascarón e ilusiona al público no solo para darle proyección sino también para sacar su orgullo, medirse con él y tratar de demostrarle porqué es él quien manda en este tinglado. Y ahí estaba la oportunidad, en plaza de categoría y cartel de campanillas para quien trataba de abrirse camino... Así, entre otras formas, defendían su estatus las figuras de antes. Por eso ha caído más que bien y gustado ese cartel de la Beneficencia de 2026, en un momento en el que la Fiesta da un giro de timón y el aficionado necesita no solo verlo sino sentirlo ahora que ya no están dos de las grandes nombres de lo que va de siglo. Los carteles que la afición ya anunciaba de carrerilla caducaron, hoy no valen y por eso suponen un lastre para cualquier feria y una desilusión para quien pasa por taquilla.
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