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ENTRE BARRERAS

Solo los elegidos

Miércoles, 23 de octubre 2024, 05:45

UNA demostración más de la fuerza de la tauromaquia es el tirón que tiene entre los jóvenes. Su presencia se ha ratificado un año más en los cosos a lo largo de las ferias de toda la temporada. Se suma otro dato más, las cifras de la Escuela taurina de Salamanca para el nuevo curso que ya está en el horizonte. Este año hay más solicitudes que plazas posibles para hacerse con una matrícula en el toreo. Más de setenta jóvenes quieren intentar el sueño en una profesión única, a la que solo llegan los elegidos. Esa demanda inicial es por sí sola una noticia feliz y satisfactoria. Una demostración más de que el toreo está muy vivo y que interesa a los jóvenes pese a las milongas que escuchen de los políticos oportunistas. Y a sabiendas también de aquella frase lapidaria del maestro Santiago Martín 'El Viti': «Llegar a ser figura en el toreo es casi un milagro, pero al que llega podrá el toro quitarle la vida, pero la gloria jamás». A ese milagro es al que se aferran todos esos jóvenes apasionados por el toreo que, de entrada, en plena adolescencia e incluso niñez, tienen la ilusión de intentar este inigualable camino, para llegar a gozar esa grandeza que solo se reserva a la elite. La gloria absoluta, pero también los primeros éxitos de la profesión, que quedan reservados a muy pocos. El toreo es una criba continua, dentro de una carrera de constancia, de sacrificio, de entrega, de preparación, de indudable compromiso y, sobre todo, de una absoluta dedicación en busca de lo que indudablemente es un sueño. Y como tal es, casi nadie llega, muy pocos consiguen vivir de la profesión y solo alguno cumple las más cercanas metas. Por eso es un milagro el toreo, en el que la selección es, y debe ser, más escrupulosa, más severa, más consciente, y más comprometida que en ninguna otra profesión. Entre otras cosas porque aquí los jóvenes que anhelan este sueño, en plena adolescencia, empiezan a jugarse la vida. Así, tan duro, tan directo y tan real. El toreo es un sueño pero no es un juego de niños, aunque sean realmente niños aquellos que intentan cumplirlos en su aventura inicial en su paso por la Escuela taurina.

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