Juan Ortega ha roto su silencio y ha dado portazo a todos los medios del corazón que iban a acribillarle sin escrúpulos en cuanto llegaran sus primeras apariciones públicas, vestido de torero, a la puerta de cualquier plaza de toros.
Esos periodistas no saben lo que se juega un torero en una plaza de toros. Ni tampoco lo que supone ser torero. Portazo a todos. Valdemorillo el día 10 era la primera, Ciudad Rodrigo, tres días después, la segunda. Ortega ha sacado valor y torería y ha hecho una de las faenas de su vida delante del micrófono azul de la Cadena Cope. Esta mañana se ha ido al estudio de Cope Sevilla, se ha sentado cara a cara junto al maestro Carlos Herrera y ha puesto las cosas en su sitio. Imagino que lo habrán sacado a hombros de allí. Sincero, valiente, cercano, tranquilo, humilde, responsable... y torero. En su voz pausada. En el temple de sus palabras, en la sinceridad para asumir las culpas y las responsabilidades; ha hecho de esa entrevista, puede que la más difícil de su vida, una de sus mejores faenas. Ha elegido un medio responsable que además respeta el toreo, y ha dado la entrevista que todos querían sin importarle el dinero que ha dejado de ganar de sentarse en un plató para que otros sacaran el morbo y la carroña de una decisión dura y dolorosa pero que también revela la sinceridad y la verdad de un torero.
Todo lo que pasó fue mucho más sencillo de lo que han contado e inventado en los últimos 53 días. El periodismo en el que yo creo es ese. Es el del maestro Carlos Herrera. Chapeau por la soberbia entrevista. Hoy, San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. Olé por Juan Ortega.