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Javier Castaño, llegando a La Maestranza, en su reaparición el 17 de abril de 2016. JAVIER LORENZO
La gesta del torero que venció al cáncer y admiró al mundo

La gesta del torero que venció al cáncer y admiró al mundo

Solo 19 días después de saber que estaba curado de la enfermedad con la que había luchado los cuatro meses anteriores, Javier Castaño reapareció en La Maestranza de Sevilla el 17 de abril de 2016 para estoquear una corrida de Miura protagonizando uno de los hitos de la historia del toreo

Javier Lorenzo

Salamanca

Jueves, 17 de abril 2025, 08:54

La faena de su vida la firmó Javier Castaño el 17 de abril de 2016 en La Maestranza. No le hicieron falta orejas, ni vueltas al ruedo, ni rabos, ni siquiera los olés que sí hubo. La gran faena de su vida fue hacer el paseíllo en la plaza de toros de Sevilla, en el cierre de aquella Feria de Abril de 2016, para estoquear una corrida de toros de Miura, solo 17 días después de saber que había vencido y tumbado un cáncer de testículos con el que había luchado en los cuatro meses anteriores con el valor, la constancia, la entrega, la verdad y la fe con la que antes labró los tres lustros previos de una carrera de altibajos pero con la dignidad, el respeto y la admiración de la profesión entera.

La que pudo ser la peor noticia del año, Javier Castaño la llevó en silencio hasta que la convirtió en la más feliz de 2016. En cuatro meses luchó en silencio contra el cáncer y el 30 de marzo anunció, por sorpresa para todos, no solo que estaba curado de un cáncer que no pudo con su vida, sino que estaba dispuesto a volver a jugársela delante de un toro. De Miura y nada menos que en La Maestranza, 19 días después de saber que había tumbado la enfermedad de certera estocada.

Javier Castaño saluda la ovación en La Maestranza. J. J. DIAGO

Javier Castaño reapareció y sorprendió al mundo entero por la entereza con la que libró el envite. Un vestido blanco y oro al que se aferró para saborear el triunfo de la vida. Una cabeza despoblada por los devastadores efectos de la quimioterapia que casi nadie vio o intuyó en el paseíllo hasta que una vez roto este, y antes de que saliera el primer miura de la tarde, una ovación irrumpió en La Maestranza para reconocer la épica de un torero. Emocionado, le abrieron paso sus compañeros de cartel, le obligaron a salir hasta el tercio y allí, al quitarse la montera para recoger los ya atronadores aplausos, descubrió su drama, su lucha, su verdad y su triunfo.

Desplante de Javier Castaño, ante uno de los toros de Miura que lidió en La Maestranza. J. J. DIAGO

No quedó ahí, la lucha titánica para llegar a esta cita que convirtió en histórica había sido dura, sin apenas tiempo para preparar tal envite, pero no importó, sacó las fuerzas del alma y, como reconoció apenas 72 horas antes en este mismo medio, dejó claro que donde no llegaran las facultades llegaría el corazón y el alma. Y así fue. De corazón lo hizo y el alma la entregó sin reservas. Mató la corrida de toros con una tremenda dignidad como si no hubiera pasado nada y recetó una soberbia estocada que finalmente fue premiada como la mejor de la feria. Cosas (injusticias) del toreo moderno: después de aquella épica, emocionante, meritoria e histórica gesta Javier Castaño nunca más volvió a hacer el paseíllo en La Maestranza. Tampoco lo hará este año en el que el veterano diestro salmantino ha anunciado que será la temporada de su adiós a los ruedos. Hoy, 17 de abril de 2016, se cumplen nueve años de aquel hito que taurinismo vergonzante ni reconoció ni valoró pero con el que se ganó la admiración eterna del aficionado.

Javier Castaño recogiendo el premio a la mejor estocada de la Feria de Abril 2016.

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