Con movimiento rítmicos y al compás empezaron a volar los capotes y las muletas en plena Plaza Mayor de Salamanca. Los sesenta alumnos de la Escuela Taurina de Salamanca, con edades comprendidas entre los ocho y los veinte años, protagonizaban el acto de apertura de los fastos del 40 aniversario de la fundación de un centro que, en estas cuatro décadas de su interrumpida existencia, se ha convertido en referencia en cuanto a la formación y educación en valores de los jóvenes que sueñan con ser toreros.
Al reclamo del cumpleaños de la Escuela de tauromaquia acudió el maestro Santiago Martín 'El Viti', de la misma manera que lo hizo hace 40 años cuando Diputación y Ayuntamiento de Salamanca, hermanadas entonces en patronazgo y patrocinio para el nacimiento de este centro, le requirieron para el consejo y asesoramiento de la puesta en funcionamiento de esta Escuela taurina. Junto a él en la foto de familia y para el recuerdo de los 40 años Javier Iglesias, como presidente de la Diputación, y Jesús María Ortiz, como diputado responsable del área de tauromaquia de La Salina que ejercieron de anfitriones del acto que expuso con orgullo y pasión la tauromaquia que derrochó juventud en esta mañana de toros; e ilusión por el futuro. El acto contó con la presencia del alcalde de la ciudad, Carlos García Carbayo; y la concejala de Tradiciones, Carmen Seguín; además de Eloy Ruiz Marcos, como delegado territorial de la Junta de Castilla y León, encabezando la presencia de autoridades a un acto que puso sobre el tapete el toreo, con sus más jóvenes intérpretes, como uno de los principales emblemas de la ciudad y de la provincia. Una indisoluble seña de identidad.
En un improvisado ruedo cuadrado en el centro de la Plaza Mayor aparecieron los alumnos del actual curso de los fastos del cuarenta aniversario en la escena y bajo las directrices de su director, José Ignacio Sánchez, comenzaron a dibujar y sentir las suertes del toreo. Primero en solitario. Después con los carretones. Toreo a la verónica, medias y medias de rodillas, tafalleras, quites por chicuelinas y lopecinas; inicios soñadas de faenas de muleta, con pases por bajo, derechazos y naturales. Ayudados, cambios de mano y remates de pecho. Variedad de las suertes. Todos y todo a compás. Al ralentí y perfectamente acompasados fueron haciendo las delicias de los centenares de aficionados que se dieron cita al reclamo de la Escuela de Tauromaquia para apagar las velas de este cuarenta cumpleaños. Junto a José Ignacio Sánchez, los profesores: José Ramón Martín y Javier Martín 'Olmedo', y antiguos profesores como Flores Blázquez que también se dio cita junto a antiguos alumnos de hace décadas como Miguel Ángel Sánchez, Javier Castaño o Alejandro Marcos que, como los alumnos de hoy, comenzaron a anhelar el toreo en esta fábrica de los sueños.
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