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«Era la impotencia de no saber qué hacer y cómo ayudar ante esa catástrofe. Ver como a la gente de la noche a la mañana se le tocía la vida y se quedan sin nada en el mejor de los casos porque otros muchos han perdido familia y no lo pueden contar. Piensas que te puede pasar a ti…». Así lo explica Héctor Roberto, el novillero salmantino que abanderó la aventura solidaria que le ha llevado a Valencia en un viaje relámpago de apenas 24 horas. Le pidió a su amigo Moisés Fraile el camión de toros de la ganadería de El Pilar, lanzó la iniciativa en las redes sociales, en apenas tres días logró la solidaridad de los vecinos de Endrinal, Linares de Riofrío, La Alberca, Mogarraz, Tamames… que llenaron un camión de toros repleto con casi 4.000 kilos de alimentos, productos de limpieza y útiles de supervivencia. Con la carga en el camión se puso marcha a la Comunidad Valenciana junto a otro torero, el abulense Pedro Cabrero, con quien se alternó en el viaje al volante del camión de toros de la ganadería de El Pilar. «Moisés Fraile estaba en Lima (Perú) donde lidiaban la semana pasada, le llamé, le conté lo que estaba pasando aquí y no dudó en dejarme el camión y también pagar la gasolina. Aunque finalmente otro amigo mío, Josete de Madrigal, otro apasionado de la tauromaquia, que además es aficionado práctico, como no podía colaborar de otra manera, me dio 200 euros para pagar un depósito de gasolina, el resto la pagó Moisés Fraile». Así se las ha ido ingeniando.
Su destino fue a Rafelbunyol, que es una localidad valenciana que no ha sido tan afectada por los destrozos pero está muy cerca y se ha convertido en un pueblo almacén, en el que recogen y administran todo lo que llega para ir repartiéndolo por donde más lo necesitan de esos pueblos anegados: «Me puse en contacto con Mario, un gran aficionado taurino de Museros, que es un incondicional de la ganadería de El Pilar; y había liderado también está iniciativa solidaria. Comenzaron recaudando alimentos, que guardaban primero en el ayuntamiento, pero ante la avalancha de solidaridad decidieron alquilar una nave de 5.000 metros allí en el pueblo que tiene hasta muelle de descarga. Y allí lo tienen todo, con la seguridad de que llega a quien más lo necesita», comenta Héctor Roberto, que era una de las cosas que también más me preocupaba.
Salieron de la finca de El Pilar, llegaron a Rafelbuñol a las ocho de la tarde, descargaron y se volvieron para Salamanca en busca de una nueva aventura, con la satisfacción de haber aportado su granito de arena para combatir en su medida con la tragedia. Un viaje relámpago lleno de solidaridad: «Surgió de la rabia que me entró al verlo todo por la televisión. Allí no hemos entrado a la zona cero, a la más afectadas; pero cuando estás llegando si que notas todos los destrozos desde bastante lejos. Allí el drama se vive y se siente: ahora más que alimentos lo que están pidiendo es lejía y muchos productos de limpieza. Una vez sacada el agua de las casas ahora tienen que limpiarlas», relata aún impactado, por haber sentido el drama tan de cerca. No le importó ponerse al mando del volante, hacerse los 650 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. De la finca salmantina de El Puerto de la Calderilla, en Tamames (Salamanca), a Rafelbunyol y de allí de vuelta para volverse con el corazón encogido por sentir la tragedia y tener que volver a casa para continuar con su día a día. Recién llegado volvió a meterse en su sueño del toreo. Sin apenas descanso, Héctor Roberto se fue este fin de semana a Traspinedo (Valladolid) para torear un toro de Núñez del Cuvillo en una capea de las fiestas de San Martín. Solidaridad, afición, pasión y una buena dosis de locura en un tiempo récord.
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