Borrar
Espectacular imagen de Diego Ventura a lomos de Bronce, clavando cara a cara una banderilla. ALMEIDA
LA CRÓNICA DE LA 5ª DE ABONO

Bronce desató la tormenta

El espectacular caballo de Ventura se convirtió en el gran protagonista con una breve, intensa, desgarrada y apoteósica actuación que puso la plaza en pie antes de que apareciera la lluvia con un aguacero imponente que dejó el ruedo impracticable y lo llevó a la suspensión tras el cuarto toro

Javier Lorenzo

Salamanca

Sábado, 20 de septiembre 2025, 22:15

Comenta

LA FICHA

  • La Glorieta. Sábado, 20 de septiembre. Casi tres cuartos de entrada. Tarde entoldada, con lluvia en el cuarto que obligó a la suspensión del festejo por lo impracticable que dejó el ruedo.

  • GANADERÍA 4 toros de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, de variada presencia y dispar cuajo.Noble y bueno tras mansear de salida el 1º; vibrante y emotivo el 2º; bravo y bueno el ternero, noble el 4º.

  • REJONEADORES

  • RUI FERNANDES Dos pinchazos y rejonazo defectuoso (ovación con saludos); y pinchazo hondo, rejonazo y un descabello (ovación tras aviso).

  • SERGIO GALÁN Rejonazo muy defectuoso, en los bajos y vertical, rejonazo y descabello (saludos tras petición de oreja).

  • DIEGO VENTURA Pinchazo y rejonazo (dos orejas).

Se acabó antes de tiempo aunque cuatro toros sirvieron para mostrar las cartas e inclinar la balanza. Rui Fernandes llegó como un perfecto desconocido pese a su dilatada veteranía y se marchó igual que vino; Sergio Galán había merecido una puesto en la Feria y dejó una faena pura, vibrante y reivindicativa obra sin la rúbrica del rejón de muerte; mientras que Diego Ventura dejó claro que está a años luz del resto. Un tremendo aguacero, intenso e inesperado, con el cuarto ya en la arena dejó el ruedo impracticable, más si cabe para la lidia a caballo. Y ya no dejó opción a que Galán se resarciera de sus fallos en la suerte suprema y a que Ventura redondeara una tarde que fue suya de principio a fin.

Cuatro toros de triunfo de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, y cada uno conquistó con una virtud diferente: nobleza, vibración e intensidad y bravura. Por ese orden. La bondadosa condición del gigantón cuarto ¡con 620 kilos a cuestas! se ahogó ya en el barrizal y, bajo la lluvia, con la consiguiente estampida del público emn busca del resguardo de la lluvia. El paripé de los 20 minutos de tregua cuando había dejado de llover fue prolongar la agonía de un festejo que murió antes de tiempo.

Sergio Galán dejó claro en el segundo que en el rejoneo no todo vale. En un palmo de terreno se metió en los costados de Africano con una agilidad y elasticidad sobresaliente de Noche, para atemperar la vibrante salida y bajarle los humos al toro. Lo lidió con maestría, despaciosidad y elegancia y puso la faena en cotización máxima a lomos de Capote, reconquistando una plaza que ya era suya. Lo llevó prendido en la grupa, lo templó a dos pistas, se lo dejó llegar y llevó prendido en la cola con enorme torería bajo el majestuoso son del pasodoble de El Viti, sones que deberían estar reservados para obras mayores. Esta casi lo fue. Con Bambino le tropezó en el primer embroque, pero lejos de acobardarse le llegó después una barbaridad a la cara para clavar en lo alto;y después puso la plaza en pie con Óleo cuando puso en marcha el carrusel de banderillas cortas. Echó el borrón con el rejón de muerte. Infame el primero, otro después y un descabello quitaron toda la razón a la absurda petición de oreja que frenó el palco. Las mulillas se entretuvieron más de la cuenta en el enganche para el arrastre y Carlos Hernández Miguel, esta vez delegado de la autoridad en el callejón, tuvo que llamarles al orden.

La faena de la tarde fue la del tercero con Ventura en acción. Salió templado Flor de Lis, que se llevó dos rejones de castigo clavados en la cruz en una perra gorda y con milimétrico ajuste. Lo templó a dos pistas y lo recortó por los adentros en ese rítmico pasaje como si de un trincherazo s e tratara. Todo era llamativo y entretenido, pero faltaba la explosión. Y fue Bronce quién prendió la mecha. Por sí solo es un auténtico espectáculo de caballo que desprende torería. Y tiene valor y arrestos para hacer lo que pocos hacen. De entrada le puso el hocico en la misma testuz del toro, quebrando el cuerpo y dándole los pechos en cada segundo. Proclamado ya como protagonista con ese solo detalle mayor, Diego le quitó la cabezada para clavar el rehilete en lo alto y torearlo por la cara de nuevo, lanzándole mordiscos al morro del animal que lejos de tener violencia desprendían cariño. La plaza se puso en pie y así se mantuvo para vibrar con las tres banderillas cortas al violín. El pinchazo en lo alto fue una anécdota, el rejonazo siguiente tan contundente que el toro cayó sin puntilla. La faena que fue breve e intensa, resultó de una tremenda autoridad, poniendo en valor la categoría mayúscula de Ventura, que puso las cosas en su sitio y marcó las diferencias.

A la tarde le faltaron dos toros y le sobraron otros dos, realmente se redujo al segundo y tercer capítulo; y eso que tuvo cuatro toros de triunfo con el hierro de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez. Y pueden apostar doble a sencillo que los dos que quedaron en los chiqueros también lo hubieran sido.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca Bronce desató la tormenta

Bronce desató la tormenta