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Imagen de la docuserie '900 días sin Anabel' extraída de la página oficial de la plataforma. NETFLIX
El vínculo de Salamanca con la docuserie del crimen de Anabel Segura: «Decían que había que hacer un agujero en la Plaza Mayor...»

El vínculo de Salamanca con la docuserie del crimen de Anabel Segura: «Decían que había que hacer un agujero en la Plaza Mayor...»

La joven fue secuestrada y asesinada en abril de 1993

Sábado, 25 de enero 2025, 06:45

El pasado 22 de noviembre de 2024, Netflix estrenó '900 días sin Anabel', una docuserie de tres episodios que ha generado un gran impacto tanto en la audiencia como en la crítica. Con material inédito y testimonios clave, la serie documental revive la angustia que rodeó el secuestro y asesinato de la joven madrileña Anabel Segura en 1993.

Uno de los hechos más curiosos que ha rescatado esta producción tiene que ver con la Plaza Mayor de Salamanca, mencionada en el capítulo 3 como parte de los esfuerzos desesperados por encontrar a Anabel, en un contexto marcado por el protagonismo de los videntes en la sociedad de la época.

CONEXIÓN CON SALAMANCA

En el último episodio, expertos analizan cómo los videntes influyeron en las investigaciones policiales durante los años 90. En aquella época, estas figuras gozaban de una sorprendente relevancia mediática y social, siendo consultadas incluso por personas influyentes, tal y como relatan los expertos en el documental.

Uno de los relatos más llamativos documenta cómo un vidente aseguró que el cuerpo de Anabel Segura estaba enterrado en la Plaza Mayor de Salamanca. Según el testimonio de un investigador:

«Yo me negaba a ir y aguantar como me llamaba un compañero desde la Plaza Mayor de Salamanca que estaban con el vidente de turno que tenía dos palos en las axilas y decía había que hacer un agujero en la Plaza Mayor de Salamanca, porque allí estaba enterrada Anabel»

El absurdo de la situación pone en evidencia la presión bajo la que trabajaba la policía, que en su desesperación llegó a considerar pistas tan extravagantes como esta:

«Hubo un vidente que estaba en Siria y llamaba por teléfono a su contacto aquí, y este vidente veía a Anabel en la mano de una mujer virgen. Nos llevó a Alcorcón y evidentemente allí no estaba Anabel»

Un caso que conmocionó a España

El secuestro de Anabel Segura, de 22 años, se convirtió en uno de los casos más impactantes de la crónica negra española. La joven desapareció mientras hacía footing cerca de su casa en La Moraleja. El secuestro de la joven fue llevado a cabo por Emilio Muñoz y Cándido Ortiz, dos delincuentes sin experiencia que planearon raptar a la primera chica que vieran en la exclusiva urbanización, con el objetivo de exigir un rescate. Aunque inicialmente alegaron motivos sexuales, el plan pronto derivó en tragedia: la falta de experiencia de los secuestradores los llevó a asesinar a Anabel el mismo día del secuestro.

Porta de La Gaceta del viernes 29 de septiembre de 1995

El cuerpo de la joven fue arrojado a una fosa en una fábrica de cerámica abandonada en Numancia de la Sagra, provincia de Toledo, a kilómetros del lugar donde fue raptada. Dos meses después del secuestro, los delincuentes intentaron demostrar que Anabel seguía viva enviando una grabación de voz en la que, supuestamente, la joven decía estar bien y pedía ayuda. Sin embargo, tras este intento de extorsión, los captores no volvieron a comunicarse, lo que agravó la incertidumbre de la familia y la sociedad española.

El caso de Anabel Segura conmocionó a España, uniendo a la sociedad en torno a un lazo amarillo como símbolo de esperanza y solidaridad. La familia de Anabel, que contaba con recursos económicos, ofreció recompensas e incluso contrató equipos especiales para intentar localizar a su hija. Por su parte, los secuestradores llegaron a exigir 150 millones de pesetas (unos 900.000 euros) por el rescate, aunque nunca se presentaron en los lugares de recogida por temor a ser detenidos.

La clave para resolver el caso llegó gracias a una curiosa palabra. Los expertos analizaron la grabación enviada por los secuestradores y lograron identificar un detalle crucial: mencionaban la palabra «bolo», un término característico de la provincia de Toledo.

Con esta pista, la policía logró identificar y detener a Emilio Muñoz, Cándido Ortiz y Felisa García en septiembre de 1995, dos años y cinco meses después del secuestro. Los detenidos confesaron el crimen y revelaron el lugar donde habían arrojado el cuerpo de Anabel.

Ambos responsables principales fueron condenados a largas penas de prisión, 43 años y seis meses. Sin embargo, Emilio Muñoz fue liberado tras la derogación de la doctrina Parot, mientras que Cándido Ortiz falleció en prisión.

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