El TSJ confirma cuatro años de cárcel para un hostelero de Salamanca por abusar de una niña a la que invitó a chupitos y aguardiente en su bar
El tribunal con sede en Burgos otorga plena credibilidad al testimonio de la menor: «Coherente, creíble y persistente». Los hechos ocurrieron el verano de 2021, cuando la menor tenía 13 años
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por la defensa del acusado contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Salamanca que en diciembre de 2024 condenó a un hostelero a 4 años de prisión por agredir sexualmente a una niña de 13 años en su bar de la provincia de Salamanca, abusos que habría llevado a cabo hasta en dos ocasiones tras servirle totalmente gratis chupitos de alcohol y aguardiente, a sabiendas de su edad.
La Audiencia Provincial le impuso además en la sentencia, a la que tuvo acceso LA GACETA, la prohibición de aproximarse a la menor, a su domicilio, centro escolar y cualquier otro lugar que frecuente o en el que se encuentre, a menos de 300 metros, así como de comunicarse con ella durante 10 años. Asimismo le inhabilitó para profesión u oficio que conlleve contacto con menores por tiempo superior a 3 años a la pena de prisión. Por último, le ordenó el pago de 6.000 euros en concepto de indemnización y le impone 6 años de libertad vigilada a su salida de prisión.
Ahora, el tribunal con sede en Burgos otorga plena credibilidad al testimonio de la menor, víctima de los hechos, confirmando que se ha desplegado en el proceso prueba de cargo suficiente para entender eficazmente desvirtuada la presunción de inocencia, y sin que haya base alguna para entender errónea la valoración efectuada en la sentencia recurrida. «En definitiva, el relato acusatorio de la menor resulta coherente, creíble y persistente, y está libre de cualquier rasgo de incredibilidad subjetiva. El órgano de enjuiciamiento valora en conjunto no solo el testimonio de la víctima sino el resto de las pruebas para llegar a la conclusión de que, más allá de toda duda razonable, el acusado cometió contra ella los episodios de abuso sexual, lo que justifica la condena impuesta».
Por ello, declara probado que el día 18 de julio de 2021, el acusado, M.A.R.S., de 53 años y sin antecedentes penales, regentaba en el verano de 2021 un bar en la provincia de Salamanca. El 18 de julio de 2021, sobre la 1:30 horas, acudió al mismo la víctima con otra joven de 19 años. Esta fue quien presentó a la menor al hostelero, que inicialmente no la reconoció pese a que desde hace años la conocía a ella y a su madre. La menor le dijo que tenía 13 años, pese a lo que M.A.R.S. le ofreció a las dos unos chupitos de alcohol gratis. La mayor pasó por detrás de la barra y en seis minutos se bebieron cada uno dos chupitos.
El hostelero sacó un tema familiar delicado para la menor, a lo que ella le comentó que estaba pasando una mala situación en casa. Siguieron hablando, insistiéndole él en lo bonitos que tenía los ojos, y le pidió que salieran a la terraza del local con la excusa de seguir hablando, lo que la menor hizo a las 2:24 horas, cinco minutos después la siguió él con dos vasos de whisky, uno para ella.
Se sentaron en una mesa apartada, donde tras charlar un rato, el hostelero, con el fin de satisfacer sus instintos sexuales, acercó su silla a la de ella y, tras decirle que era adicto al sexo, la toqueteó al tiempo que le preguntó si era virgen, lo que acompañó de expresiones grotescas.
Cuando la niña le dijo que era tarde y que tenía que irse a casa, M.A.R.S. insistió en llevarla en la furgoneta por lo que ella le pidió a dos amigos, chico y chica, que la acompañaran para no quedarse sola con él. Y así lo hizo su amiga, si bien el hostelero impidió que el chico se subiera al vehículo.
Sobre las 0:34 del 23 de julio, la menor volvió al bar con una amiga un año menor, procediendo de nuevo M.A.R.S. a hablar con ella. En 45 minutos, le sirvió gratis tres vasos de aguardiente y un chupito, para después de un rato y cuando la víctima le pidió un vaso de agua porque estaba mareada, decirle que allí no tenía y que fuera por la cocina a la que se accedía por fuera del local.
En dicho lugar estuvieron solos hablando unos 11 minutos con un vaso cada uno en la mano. Entonces él le sirvió de una garrafa que en realidad contenía aguardiente y desde un habitáculo estrecho la fue introduciendo más hacia la cocina y le bloqueó la salida. De nuevo para satisfacer sus instintos sexuales, la agarró por la cintura y la toqueteó e intentó besarla, hasta que ella logró escabullirse, tras lo que salió del local sola y tambaleándose sobre la 1:45 horas.
En Urgencias hospitalarias la niña arrojó una tasa de 2,2 g/l de alcohol en sangre. Señala la sentencia que la menor ni se negó ni se opuso a ingerir el alcohol que le proporcionó el hostelero y que, según la analítica realizada en urgencias esa noche, arrojó una tasa de 2,2 g/l de alcohol en sangre. Tras recibir el alta hospitalaria, la menor se fue con su madre y la primera vez que contó lo sucedido fue al padre de una amiga, este le dijo que se lo tenía que contar a su madre, quien finalmente la acompañó a la Guardia Civil, donde se puso la denuncia.
Tras estos hechos, la víctima presenta un trastorno adaptativo mixto, ansioso depresivo y trastorno alimentario que se ha agudizado.
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