Residentes de El Carmen sobre la joven secuestrada: «Su abuela, a punto de morir, le dio la vida»

«Los vecinos que avisaron y su abuela le han dado la vida porque quizá no hubiera podido aguantar mucho más tiempo así, sin apenas comida ni bebida...», detallan a LA GACETA testigos vecinales de la calle Linares, en el barrio de El Carmen, los cuales continúan en shock y sin poder dormir tras conocer el salvaje suceso acerca de dos de sus vecinos detenidos el sábado, 10 de agosto— J.M.J.J., un hombre de 29 años, así como la madre de este, A.M.J.M. Ambos en la cárcel de Topas, J.M.J.J. como supuesto autor de un delito de detención ilegal y de malos tratos en el ámbito familiar al tener retenida a su pareja, en contra su voluntad, atada de pies y manos con bridas a la cama. La misma tenía que realizar sus necesidades en un cubo en la propia habitación, y su cautiverio se había prolongado durante un mes, siendo conocedora de esta situación la madre del presunto autor, A.M.J.M.

Al parecer y según las mismas fuentes, días previos a su liberación, los vecinos dieron el aviso de la Policía por los continuos gritos de auxilio y solicitudes de ayuda de una mujer que llevaban escuchando un tiempo. Además, señalan que gracias a su abuela «ha vuelto a nacer»: «Su abuela se estaba muriendo y la nombraba por eso la familia fue a buscarla al domicilio para que la viera antes de fallecer, y cuando llegaron vieron algo extraño, no les dejaron pasar».

La joven fue liberada el pasado sábado, día 10 de agosto cuando los agentes se personaron en el domicilio. Tras realizar una inspección observaron la existencia de una pequeña puerta que da acceso a una buhardilla, a través de una angosta escalera.

Una vez allí, se encontraron con una estancia diáfana de poca altura y poca luminosidad localizando a un hombre sujetando por las muñecas a una mujer a la cual tenía inmovilizada.

Los agentes procedieron a la inmediata detención del hombre y la madre de este al ser conocedora de la situación. Tras pasar a disposición del Juzgado de Instrucción número Cuatro, se decretó el ingreso en prisión provisional de ambos en la cárcel de Topas.

En la mañana de este martes, 13 de agosto, LA GACETA ha presenciado en primera persona el lugar donde se produjeron los hechos y en el que todavía se pueden ver algunos rastros de la liberación de la mujer. El barrio acoge bloques bajos formados por cuatro pisos—dos puertas en la planta baja y otras dos en la primera—. Un silencio sepulcral a pesar del gran despliegue de medios de comunicación y sin ropa tendida hacia el exterior—al contrario que los demás bloques de la calle—, una silla de terraza de color rojo junto a una cortina, una almohada con suciedad en el escalera, la puerta precintada por la Policía y las persianas del domicilio cerradas, así estaba el portal y el domicilio en la calle Linares, número 38.

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