Un preso de Algeciras condenado por asesinato rompe la cara a un funcionario en Topas al negarse a compartir celda
El interno lo golpeó en la cara con dos puñetazos, llegando a tirarle al suelo y le rompió las gafas. ACAIP-UGT denuncia la sobrepoblación y la llegada de perfiles cada vez más violentos al centro salmantino. La reforma legal para blindar al personal penitenciario y nombrarle autoridad sigue bloqueada pese a haberse aprobado en el Congreso
Salamanca
Miércoles, 2 de julio 2025, 10:01
Un interno del centro penitenciario de Topas, condenado por asesinato a más de 19 años de prisión, ha agredido en las últimas horas a un funcionario del penal tras negarse a compartir celda con otro recluso. Los hechos han ocurrido este martes alrededor del mediodía en el módulo número 6, uno de los más conflictivos del centro, donde hay 100 internos para 72 celdas. La agresión ha encendido todas las alarmas entre el personal penitenciario y los sindicatos, que una vez más vuelven a denunciar la creciente inseguridad derivada de la masificación, la escasez de plantilla y el perfil cada vez más violento de los presos que llegan al centro salmantino.
Según han informado fuentes penitenciarias a LA GACETA, todo comenzó cuando el trabajador intentó introducir a un segundo interno en la celda de M.B.A., un preso natural de Algeciras (Cádiz) que ingresó en el penal salmantino en octubre de 2024 para cumplir una condena de 19 años y seis meses de prisión por asesinato. El recluso se negó tajantemente y llegó a espetarle al trabajador: «No vas a tener cojones de meterme en la celda a nadie». Ante su resistencia, el funcionario decidió esperar instrucciones del jefe de servicio.
Poco después, durante el descenso a las zonas comunes y ya en la sala de día, el interno se tornó agresivo de nuevo y golpeó con fuerza la cabina de los funcionarios. Estos salieron a recriminarle su actitud, ahora sí en presencia del jefe de servicio, momento en el que el interno agredió directamente al funcionario. Le propinó dos puñetazos en la cara, lo tiró al suelo y le rompió las gafas. Pese a su resistencia, el agresor fue reducido de inmediato y trasladado a aislamiento en aplicación del artículo 75.1 del reglamento penitenciario.
Mientras tanto, el funcionario fue atendido y las lesiones no parecen revestir gravedad.
La agresión ha reavivado la indignación del sindicato ACAIP-UGT, que vuelve a poner sobre la mesa la histórica reivindicación del colectivo, el de ser reconocidos como agentes de la autoridad. «A los internos les sale gratis pegarnos, porque legalmente no somos autoridad. Si lo fuéramos, estas agresiones tendrían consecuencias penales más graves», lamenta un portavoz del sindicato.
Desde la agrupación sindical se recuerda que en junio de 2024 el Congreso aprobó por mayoría la reforma del artículo 80 de la Ley Orgánica General Penitenciaria para convertir a los funcionarios en agentes de la autoridad. Sin embargo, la medida sigue sin aplicarse por discrepancias entre partidos. «Estamos igual que hace años, cada vez con menos medios y más presos peligrosos», denuncia el portavoz sindical.
En el caso concreto de Topas, la situación es especialmente crítica. «Tenemos más de 180 funcionarios en segunda actividad, lo que hace imposible cubrir los turnos. Y encima nos mandan internos cada vez más conflictivos en conducción desde otros centros», alerta, al tiempo que denuncia que la prisión salmantina se ha convertido en un auténtico polvorín.
El módulo 6, donde se produjo la última agresión, está masificado y alberga internos con perfiles violentos. Compartir celda en estas condiciones se convierte en un foco constante de tensión. «La convivencia forzada en celdas dobles con este tipo de reclusos es una bomba de relojería. Y cuando se desata la violencia, el único escudo somos nosotros… sin medios y sin respaldo legal», apuntan desde ACAIP-UGT.
Los funcionarios se sienten desprotegidos y agotados. A las agresiones físicas, cada vez más frecuentes, se suman los insultos y amenazas constantes. «Estamos al límite. No podemos garantizar nuestra propia seguridad ni la del resto de internos», lamenta el portavoz sindical.
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