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SALAMANCA
Viernes, 29 de noviembre 2024, 06:00
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J.M.R. se sentará en unos días, el 11 de diciembre, en el banquillo de acusados de la Audiencia Provincial de Salamanca por un presunto delito de abuso sexual con introducción de miembro corporal del que le acusa la Fiscalía y por el que le pide seis años de prisión, hechos que habrían tenido lugar cuando ejercía como trabajador de una clínica de estética de la provincia. El Ministerio Fiscal pide además que se le prohíba aproximarse a la víctima en cualquier sitio en el que esté, así como a su domicilio y centro de trabajo en una distancia de 250 metros y la prohibición de comunicarse con ella de cualquier manera en siete años.
Además solicita siete años de libertad vigilada posterior a la pena de prisión, inhabilitación para profesión u oficio que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por tiempo de seis años y para el ejercicio de auxiliar de consulta y realizar masajes y tratamientos corporales también por seis años.
Respecto a la responsabilidad civil le pide que indemnice a la afectada con 10.000 euros por daños y perjuicios morales. Cantidad de la que deberá responder como responsable civil subsidiaria la sociedad a la que pertenece la clínica.
Relata el fiscal en su calificación provisional que en los meses de abril y mayo de 2022 el acusado trabajaba como auxiliar de consulta en una clínica de la provincia.
El día 27 de abril de ese año, la perjudicada acudió como cliente a la clínica donde se informó de un tratamiento de remodelación corporal con aparato de radiofrecuencia, y se efectuó en ese momento la primera sesión, de una hora aproximada de duración. El tratamiento fue llevado a cabo por el acusado, que con una mano aplicaba una crema conductora, y con otra pasaba el cabezal de la máquina, lo que transcurrió sin incidencias.
Sobre las 10:30 del día 6 de mayo de 2022, la clienta se personó de nuevo en la clínica, pues tenía programada una segunda sesión, que también llevó a cabo el acusado. Durante la misma, la mujer se encontraba tumbada y vestida únicamente con una braguita desechable.
La sesión se estaba desarrollando de forma normal, trabajando el acusado la zona del abdomen, piernas por delante y piernas por detrás. A continuación, señala la Fiscalía, el acusado procedió a dar un masaje en la zona de los glúteos.
En un momento dado el acusado, con ánimo libidinoso, aprovechando las circunstancias procedió a efectuar el masaje cada vez más cerca de las zonas íntimas de la clienta, retirando paulatinamente la braguita desechable y, en un momento dado, sorpresivamente, introdujo su dedo pulgar en la vagina de la víctima, ante lo cual ella reaccionó diciendo: «¿Perdona, qué estás haciendo?». Al escucharla, el acusado se retiró y dijo: «Disculpa, se me han resbalado los dedos con la crema».
Ante la situación, la clienta puso fin a la sesión y el acusado abandonó la cabina. Ella se vistió, llamó a su pareja y recabó la presencia de la Policía.
«Invención» de la denunciante
Frente al relato de hechos del fiscal, que comparte la acusación particular de modo que solicita la misma pena, la defensa expone en su calificación provisional: «Discrepamos con la opinión de las acusaciones, pues no hubo incidencia alguna. Una vez terminada la aplicación de la sesión la denunciante se inventa la historia narrada, más o menos, por las acusaciones, que es falsa», señala.
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