Los voluntarios dan visibilidad a la Gran Recogida de alimentos
Cerca de 600 personas se han distribuido por las 70 grandes superficies que han colaborado
M.B.
Sábado, 8 de noviembre 2025, 06:55
En el corazón del Banco de Alimentos de Salamanca trabajan cada día Joaquín Benito y José Ignacio Pérez, dos voluntarios veteranos que representan la constancia y la entrega silenciosa de cientos de colaboradores. Ambos jubilados, dedican sus mañanas —de lunes a viernes, de nueve a una— a clasificar, mover y preparar cajas de alimentos para las familias necesitadas.
«Cuando me prejubilé, sentía que debía hacer algo útil. El Banco de Alimentos me llenaba la mañana y el alma», cuenta Joaquín, que lleva trece años entregando su tiempo a la organización. José Ignacio, con cinco años de voluntariado, coincide: «Esto no es un trabajo, es algo que te llena. Te satisface poder echar una mano».
Los dos recuerdan cómo la Gran Recogida ha cambiado tras la pandemia: «Antes recogíamos sesenta o setenta mil kilos de alimentos; ahora se pide más donación económica que física», señala Joaquín. Sin embargo, advierten que la figura del voluntario sigue siendo esencial. «Se apuntan muchos, pero luego algunos no vienen o solo se quedan un rato. Si hubiera más voluntarios, podríamos recaudar mucho más», lamentan.
Con 66 y 73 años, mantienen intacta la energía y el compromiso. «Esto es una forma de vida. Hay que dar un poco de uno mismo, no solo recibir», resume José Ignacio.
Ambos coinciden en un mensaje que quieren dejar claro: «Lo que no se ve, no existe. Por eso tenemos que estar visibles, para que nadie olvide que sigue habiendo gente que pasa hambre».
Por otro lado en el hipermercado Leclerc, como otras muchas superficies han vuelto a convertirse ayer en uno de los focos de la solidaridad salmantina. Entre carros de la compra y bolsas de productos, las voluntarias Amparo Fuentes Herrero y Lakshmi Patel animaban a los clientes a participar en la Gran Recogida del Banco de Alimentos, que se celebra este fin de semana en toda la provincia.
«Estamos aquí colaborando de doce a dos, explicando a la gente cómo puede donar», cuentan sonrientes, con sus chalecos azules perfectamente visibles en la entrada del supermercado. Ambas acumulan años de compromiso con la causa. «Yo llevo cinco o seis años colaborando», dice Amparo, mientras Lakshmi añade: «Desde 2015 que llegué a Santa Marta, siempre participo».
Su tarea consiste en informar a los compradores sobre los productos más necesarios, aceite, leche, legumbres o conservas, y recordar que la ayuda nunca sobra. «Les decimos que se informen bien, y que recuerden que muchas veces el Banco de Alimentos está vacío», explican.
La respuesta del público, aseguran, es diversa y a veces sorprendente. «Hay quien sonríe pero no da nada, y otros que vienen serios y luego donan muchísimo», comenta Amparo entre risas. Una de las escenas que más las conmovió fue la de una mujer que el año pasado se acercó para colaborar: «Nos dijo que en su día recibió ayuda del Banco de Alimentos, y ahora que puede, quiere devolverlo. Eso nos llegó al alma».