Así se ha vivido el Corpus Christi en la capital salmantina

Salamanca vivió este domingo una de las celebraciones más solemnes del calendario litúrgico: la festividad del Corpus Christi. Miles de fieles participaron en la eucaristía y posterior procesión por las calles del casco histórico, en una jornada que unió fe y tradición.

La solemne misa, celebrada en la Catedral Nueva, fue presidida por el obispo de Salamanca, José Luis Retana, y concelebrada por numerosos sacerdotes del presbiterio diocesano. Durante la homilía, el prelado recordó a los más vulnerables: «El que participa del pan de la eucaristía lleva en sí la fuerza de Dios para dedicarse a multiplicar el pan en la mesa de los más necesitados». En un día tan señalado, invitó a los presentes a mirar por el prójimo: «Comulgar a Jesús no es posible sin comulgar también a los hermanos», recalcó. Después de la misa, la Custodia, portada bajo palio por miembros de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, recorrió las calles del centro histórico en una multitudinaria procesión en la que participaron devotos, miembros de la vida consagrada, seminaristas, representantes de entidades sociales, miembros de la corporación municipal, autoridades civiles y militares, cofradías, asociaciones y movimientos religiosos.

Durante el recorrido, la procesión hizo parada en tres altares preparados por diferentes hermandades de la ciudad: en la Rúa Mayor, junto a las Siervas de María; en el pórtico de la iglesia de San Sebastián; y en el atrio de la Catedral. Allí, antes de la bendición final, la custodia pasó sobre una alfombra de sal realizada también por la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, una tradición que se mantiene desde 1971.

El acompañamiento musical del cortejo corrió a cargo del Coro de la Catedral y la Agrupación Musical Cristo Yacente, que interpretaron piezas como el Pange lingua o 'Cantemos al Amor de los Amores'.

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