Las víctimas de la masacre de ETA en la cafetería Rolando aún con el alma rota: «Hemos vivido en soledad teniendo la sensación de ser olvidados»

El viernes 13 de septiembre de 1974 sobre las 14:30 horas la madrileña calle del Correo se llenó de escombros, estupor, dolor y muerte. La explosión de30 kilogramos de dinamita y 1.000 tuercas como metralla en la cafetería Rolando—próxima a la Puerta del Sol— acabó con la vida de trece personas y dejó más de medio centenar de heridos. Fue un atentado cometido por la banda terrorista ETA. Francisco Gómez Vaquero era el jefe de cocina cuando el grupo armado decidió ejecutar su primera masacre. Tenía apenas 30 años, al igual que su mujer Blanca Condado, y dos hijas. Una de ellas, Alicia Gómez Condado ha participado este miércoles en la mesa redonda «Terrorismo y sociedad» en la Facultad de Derecho, junto a Marceliano Gutiérrez Rodríguez, víctima del atentado; Sebastián Nogales Lozano, presidente de la Asociación Víctimas del Terrorismo de Castilla y León (AVTCyL); Claudio Javier Díaz, comisario jefe provincial de la Policía Nacional; Pedro Merino, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Salamanca y Luis Miguel Sánchez, profesor de la Universidad de Salamanca. Posteriormente han visitado la exposición 'Rolando 2:15-2:45'.

Tal y como publicó LA GACETA, Francisco fue rescatado con vida unas dos horas después de producirse la explosión. No murió en el instante, sino posteriormente en el Hospital Clínico al que fue trasladado. «Estos años he sentido dolor, silencio, oscuridad...Mi padre falleció cuando yo tenía cuatro años. Con los años me ha sido muy complicado gestionar la causa por la que murió: a manos de dos personas que libre y voluntariamente decidieron acabar con su vida. Eso es muy difícil de gestionar, llevar y de perdonar», ha expresado Alicia emocionada.

Marceliano Gutiérrez Rodríguez ocupó el listado de los «heridos con pronóstico reservado»: «Presenta erosiones y contusiones múltiples», publicó este diario 24 horas después de la bomba.

«Desde aquel día trece personas perdieron la vida por encontrarse en un lugar donde otras personas, utilizando los medios necesarios para producir destrucción decidieron de forma clara, premeditada y alevosa provocarles la muerte siendo conscientes del resultado. La intención de la banda era matar a policías y no murió ninguno», ha manifestado Marceliano.

Asimismo, Alicia ha pronunciado unas palabras que escribió cuando la exposición se inauguró en Vitoria: «Ese día tuvimos que aprender a vivir de otra manera. Unos con la soledad impuesta de los ausentes y otros con heridas físicas y psicológicas perpetuas, pero todos con el alma rota que aún después de 50 años el tiempo no ha sabido recomponerla. Hemos vivido en soledad, teniendo la rotunda sensación de ser las víctimas olvidadas ya que no fuimos amparadas por ninguna institución».

La banda terrorista mató y mintió, en vez de reivindicar el crimen, culpó a la ultraderecha y al régimen de Franco. No reconoció su responsabilidad hasta el 5 de noviembre de 2018 cuando la disuelta organización reconocía en su último boletín interno 'Zutabe' la autoría de 758 asesinatos y 2.606 atentados—853 según el Ministerio del Interior—, entre ellos asumía el de la cafetería Rolando en el 'kilómetro cero'. Asimismo, los autores materiales del atentado—Bernard Oyarzaval y María Lourdes Cristóbal— no fueron detenidos. Su cómplice, Eva Forest, sí fue arrestada al igual que Juan Manuel Galarraga 'Potxolo', Faustino Estanislao Villanueva Herrera 'Chapu' y José María Arruabarrena Esnaola 'Tanque', entre otros. Estos nunca llegaron a ser juzgados y se beneficiaron de la amnistía concedida en 1977. «Nunca hubo justicia, han tenido impunidad total mientras que las familias hemos tenido el miedo inculcado en los genes. En nuestro caso por si nos tocaba una segunda vez...», ha detallado Alicia.

Marceliano ha concluido con una frase que dedicó a su nieto cuando tenía 18 años: «A pesar de todo los terroristas nunca consiguen su propósito, en este caso tampoco lo consiguieron, solamente van dejando en su paso terror, destrucción, muerte y angustia. Así como el abandono total de las víctimas».

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