Un venezolano-salmantino entre los voluntarios en Valencia: «Es un no parar»

«Todo el mundo se ha volcado a ayudar. Desde Valencia no dejan de salir buses con destino a los pueblos cercanos más afectados para que quienes quieran puedan ir a ayudar. Es tanta la cantidad de voluntarios que nosotros no pudimos agarrar el bus por toda la gente que había esperando», relata Andrés Masini, un venezolano afincado en Salamanca que se encontraba por motivos personales en Valencia capital al momento de la Dana y que no dudo en tender una mano amiga cuando le surgió la oportunidad.

«Como no pudimos agarrar el bus nos fuimos caminando hasta Llocnou de la corona, una localidad que está a alrededor de unos 45 minutos a pie y ahí empezamos a ayudar en lo que podíamos. Principalmente lo que hicimos fue sacar el agua de los coches y garajes para limpiarlos. En esta zona el impacto no fue tan grave como en Paiporta y otras localidades, pero igual el pueblo está destruido. Las casas y las calles están llenas de barro. Por donde caminas ves carros apilados uno encima de otro y destrozado. Hay gente que ha perdido todo. El carro, la moto, la casa... Es una situación muy dura», cuenta Andrés, que junto a un primo han estado haciendo lo que está en sus posibilidades para ayudar a los más afectados.

Una actitud que, señala, es el común denominador. «Hay mucha organización. Distintas asociaciones, e incluso particulares, están haciendo todo lo posible para llevar la mayor cantidad de ayuda. Cada voluntario lleva sus guantes, mascarilla y lo necesario para limpiar y se pone manos a la obra. Y ves que viene y se va gente a cada rato. Es un no parar de voluntarios que llegan en todo momento», explica Andrés, que, además, cuenta que es necesario llevar mascarilla y guantes porque el tiene mucho tiempo estancada y puede implicar un riesgo para la salud de los voluntarios.

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