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Susana, frutera del Mercado, pesa una sandía en su estand. ALMEIDA

Los trucos de los fruteros del Mercado para acertar con el melón y la sandía: «Si suena como un tambor...»

Con la llegada del calor, que estos productos sean jugosos puede parecer un reto, pero los fruteros del Mercado siempre tiran de sus trucos infalibles para conseguirlo

Elena Martín

Salamanca

Domingo, 22 de junio 2025, 18:44

Con las temperaturas disparadas y el verano en pleno apogeo, las frutas frescas se convierten en protagonistas indiscutibles de la cesta de la compra. Y es que, si hay dos productos estrella cuando el calor aprieta, esos son sin duda el melón y la sandía. Refrescantes, hidratantes y sabrosos, forman parte del ritual estival en cualquier casa. Sin embargo, dar con la pieza perfecta no siempre resulta fácil. Con una mezcla de experiencia, intuición y técnica, los fruteros del Mercado Central hablan sobre los pasos que siguen para intentar escoger los más dulces y sabrosos de la temporada.

El sonido, el peso y las manchas, principales 'señales'

La sandía es, quizás, la fruta más deseada del verano. Dulce e hidratante, tiene un público fiel que busca repetir cada semana. Pero, ¿cómo podemos saber si está en su punto?

«Lo primero es el sonido», explica Susana, una de sus fruteras más veteranas. «Dale unos golpecitos suaves. Si suena hueca, como a tambor, es buena señal. Si suena apagada, es mejor que la dejes». Y es que, según los profesionales del sector, este truco clásico sigue siendo el más fiable para muchos vendedores.

Otro indicador claro es la mancha amarilla que suele tener en un lateral. «Esa es la parte que ha estado en contacto con la tierra. Cuanto más amarilla o incluso anaranjada sea, más tiempo ha madurado al sol y, por tanto, más dulce estará». Si la mancha es blanca o casi inexistente, es probable que haya sido recolectada antes de tiempo.

El peso es otra pista esencial. Una sandía madura debe sentirse densa al levantarla: mucho peso para su tamaño. Si es ligera, probablemente esté seca por dentro. En cuanto a la forma, las más redondeadas y simétricas suelen tener una maduración más homogénea.

Pero, según los fruteros del Mercado, también hay diferencia entre variedades. «La sandía española es más dura, aguanta mejor el calor y a muchos les gusta más», señala uno de ellos. «La sudafricana suele ser más dulce, pero es más blanda y madura antes. Es cuestión de gustos», añade.

El olor, la textura y otros detalles que marcan la diferencia con los melones

Si el melón es una fruta con la que es más difícil acertar, no es por falta de señales. Al menos, así lo asegura Susana. «El melón habla», recalca. «Lo que hay que hacer es saber escucharlo, olerlo y sentirlo», añade.

El primer truco que ella sigue es el olor. Si el melón desprende un aroma dulce en la base (el extremo opuesto al tallo), está maduro. Si no huele a nada, probablemente aún no ha alcanzado su punto. Si huele muy fuerte o fermentado, es que está pasado.

El segundo aspecto clave es el peso: al igual que sucede con la sandía, un buen melón debe ser pesado, compacto. La textura de la piel también ofrece pistas. Una piel rugosa, con un dibujo bien definido y tonos dorados o amarillos indica que ha madurado correctamente. Si al presionar suavemente uno de los extremos, el melón cede un poco, está listo para comer.

Por último, también tuvo protagonismo la sabiduría tradicional: «Mi madre, que lleva 50 años en el puesto, siempre decía que, si tiene redondelitos en la base —círculos concéntricos—, es hembra y suele salir más dulce».

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