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El Mercado Central es un espejo fiel de lo que ocurre más allá de sus muros. Y es que no solo refleja la evolución de precios y productos, sino también los ritmos de la ciudad. Esta semana, marcada por dos días festivos —el tradicional Lunes de Aguas y el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores—, ha sido inusual para el comercio, con jornadas irregulares y un tránsito de clientes más pausado que de costumbre. Aun así, los cambios no se han detenido: los puestos han seguido hablando, discretos pero elocuentes, de lo que entra, de lo que se va y de lo que viene con fuerza.
Mientras en las carnicerías «la vida sigue igual» con la carne para hacer barbacoas figurando entre los productos más solicitados, en las fruterías, la primavera se muestra con toda su riqueza. El producto más fotografiado, olido y elegido es la fresa, que ha inundado los estantes en diferentes variedades y precios. Pero, ¿cómo se distingue una buena fresa? «Las de Global Berries, por ejemplo, son más redondas. Tienen un rabito largo y, cuando las abres por dentro, están completamente rojas», explica una vendedora. Se venden a 5,75 euros el kilo. Por otro lado, las de la variedad Freslu, a unos 4,60 euros el kilo, también son muy sabrosas, aunque menos vistosas por dentro. «Ambas están buenas, pero, si sabes mirar bien, puedes llevarte las mejores», asegura Susana, una de las fruteras.
El buen tiempo empieza a notarse también en las verduras. Los precios del pimiento rojo y del verde han bajado, el calabacín —ya de Salamanca— está «barato» y es de buena calidad, y los tomates nacionales, algunos llegados de Cáceres, se encuentran entre los 2,40 y los 2,60 euros el kilo.
La gran decepción, por ahora, sigue siendo el plátano, que alcanza precios altísimos. De hecho, una caja puede costar hasta 60 euros, siendo un lujo que pocos se pueden permitir.
En las pescaderías del Mercado Central, la semana ha sido de contrastes. Aunque el ritmo de ventas se ha visto algo ralentizado por los días festivos, el movimiento no se ha detenido del todo. Los precios, en general, se han mantenido estables, con una excepción notable que ha captado la atención tanto de vendedores como de clientes: el bacalao fresco.
«Ha subido bastante. Está a 22 euros el kilo», explica uno de los pescaderos. ¿La razón? El fin de la temporada del skrei, ese bacalao noruego de carne firme y sabor delicado que ha conquistado las cocinas de los salmantinos. Con su desaparición del Mercado, la oferta se reduce y el precio sube. Hace apenas unas semanas, el mismo producto podía encontrarse por 15 euros el kilo, lo que marca una subida de 7 euros que muchos ya notan en el bolsillo.
Sin embargo, no todo son malas noticias en estos estands. El salmón, por ejemplo, vive su mejor momento. «Se está vendiendo muchísimo salmón. Es lo que más se ha llevado la gente esta semana», asegura el mismo vendedor. A 9,99 euros el kilo si se compra por piezas, es una opción accesible, sabrosa y versátil que ha ganado popularidad, especialmente entre quienes buscan alternativas saludables y rápidas para el día a día.
Otros productos también han mostrado una tendencia a la baja, como el salmonete, que ha pasado de los 30 euros por kilo (en su variedad más selecta) a unos 20 euros. Por otro lado, la merluza de pincho, el lenguado o el gallo han registrado buenos niveles de calidad-precio. El lenguado «lenguado», como lo llaman en el mercado, se ofrece a 15,90 euros el kilo; el gallo de filete ronda los 20 y el gallo de ración, vivo y de roca, se consigue por solo 3 euros.
Incluso cortes más selectos, como el rape de gran tamaño, han mantenido precios competitivos esta semana y, aunque la afluencia no ha sido especialmente alta, la clientela que se ha acercado lo ha hecho con decisión: sabiendo qué buscar y aprovechando las oportunidades de la temporada.
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